Paradigmas Enfrentados

“El concepto de paradigma se utiliza en la vida cotidiana como sinónimo de “ejemplo” o para hacer referencia en caso de algo que se toma como “modelo digno de seguir”. -Wikipedia-

Estamos en presencia del renacimiento y desarrollo acelerado de dos paradigmas encontrados y, legal, política y socialmente, antagónicos.

Éticamente irreconciliables son; si se pudiera confiar en la justicia que justifica y cubre con su manto de impunidad a uno, mientras ignora, burla y trata de confundir al otro, tratando de reconciliarlos porque el primero controla los mecanismos del poder.

Se gastan ingentes recursos para tratar de que uno acepte al otro como algo normal, moral y éticamente aceptable por todos. Hay quien ha hecho fortuna desarrollando conceptualizaciones para validar las acciones del primero entre los primeros de su especie y clase. Y se están gastando una millonada pagando lúmpenes de la comunicación que están intentando desacreditar al otro que reclama transparencia.

El uno ha motivado el resurgir del otro que había olvidado el camino de la protesta legítima sorprendiendo al primero en su estatus quo impune.

Y que se guarde silencio sin protestar se busca, aunque no reciban los beneficios que el primero extrae con sus habilidades desarrolladas retorciendo la verdad y honradez.

Aunque ninguno de los dos paradigmas enfrentados es nuevo, en el momento presente tienen una vigencia arrolladora, copando la atención de toda la sociedad y de todos los medios de comunicación social.

Los dependientes y los independientes de los recursos públicos.

Unos por hacer el trabajo que justifica su existencia. Otros por responder a los intereses económicos o políticos o políticos y económicos que justifican su existencia con generosos pagos.

Pero actualmente todos están enfocados en tratar los temas de corrupción e impunidad, dos gemelos que se han mantenido inseparables en los últimos veinte años. Y tratan también un fenómeno renacido en el seno de la sociedad que es el rechazo manifiesto de los gemelos siameses que han arrinconado a casi todos los estamentos sociales.

Arrinconado literalmente.

La corrupción, y su gemelo siamés impune han copado todos los segmentos sociales y sus actividades políticas y económicas. No han dejado espacio para la solución de las viejas necesidades de la sociales, mientras han dilapidado los presupuestos que años tras años se proyectan y ejecutan solo para consumo de la boa corrompida que no se sacia con nada.

Y ambos son públicos y privados, amancebados en una mancuerna voraz e insaciable que no concede parlay a los arrinconados sociales.

Y sus vástagos son cada día más ricos y más osados en sus iniciativas corruptas. Incluyendo los déficits presupuestarios que provocan y cubren con préstamos para no detener su nivel de acumulación primaria, y el reparto de las migajas a los alcahuetes que los han elevado al nivel económico que ostentan públicamente, pero niegan.

Aunque su éxito y ostentación los deja desnudos en la calle. Y por eso, la gente que tiene ojos para ver ahora sale a la calle a decir que ya está bueno, ¡que basta ya de tanta corrupción!

Y el movimiento social, todavía sin ligazón partidista, resurge para molestia de los corruptos y sus sustentadores desde los horizontes empresariales y los medios de comunicación amanuenses y comprados en el correcto sentido de la palabra comprar.

Jóvenes, y no tan jóvenes, han roto las cadenas de conceptualización manipuladora y corrupta para tomar las calles en reclamo del cese de la corrupción y su hermano impune.

Y han adoptado el color verde para simbolizar sus reclamos a un gobierno que quiere ser sordo y ciego, en ocasiones mudo, hasta que abre las compuestas de su horda mediática que defiende a ultranza las acciones corruptas e impunes.

Ya ni se ocupan de guardar las apariencias para defender su corrupción, mientras pretenden hacer justicia amedrentada a la corrupción de los otros. Calientan o enfrían los casos de sus contrarios internos hasta hacer que cambie el sentido de los vientos.

Coaccionan de muchas maneras y a mucha gente para que acepten que sus manejos carentes de transparencia son correctos; buscan funcionarios, entre los mismos corruptos, para realizar demostraciones de su verdad. La misma verdad que todo el mundo sabe que carecen y se esfuerzan en convencer que es natural, espontánea y legal, intentando “cerrar” los casos entre ellos mismos.

Amenazan también de muchas maneras a quienes entienden que tienen y pueden amenazar. Y usan todos los recursos a su alcance, que son muchos, para tratar de ser convincentes con sus amenazas.

¡Acusan de sedición cuando son ellos los sediciosos contra la estabilidad social!

Y se sabe que son capaces de cualquier cosa con tal de poder seguir manejando el estado como lo han venido haciendo. Y haciendo las componendas necesarias para seguir exprimiendo las cuentas del estado en su provecho como individuos y como conglomerado partidario insaciable.

Y se espantan ofendidos cuando la parte sana de la sociedad protesta ante tanta desfachatez desplegada para tapar lo que ya ha sido destapado y que no se puede volver a tapar porque la verdad es como la leche derramada que no se puede recoger una vez derramada.

Por eso es que la protesta molesta; porque hace que muchos más se enteren de que ya todo se sabe; que ya la leche se botó sin remedio y que la vaca no quiere permitir que la sigan ordeñando quienes no cuidan su leche.

Por eso se hacen paradigmáticas las protestas contra una corrupción también paradigmática junto a su siamés con todas las impunidades.