Escaleras eléctricas que no funcionan, estructuras oxidadas y mosaicos con fisuras, son algunos de los deterioros que padecen las estaciones del Metro de Santo Domingo.
Desde la estación Mamá Tingó hasta el Centro de los Héroes, y desde la terminal María Montez hasta la Eduardo Brito; en casi todas presentan la falta de iluminación y el abandono de la limpieza en las instalaciones.
Además, muchos ascensores se encuentran sin funcionar y las entradas de la mayoría de todas las estaciones se mantienen arrabalizadas por vendedores de empanadas y frutas.
A pesar de que el Metro solo cuenta con ocho años de funcionamiento, luce viejo y sin brillo por el descuido de las autoridades pertinentes.
Los pisos están llenos de polvos y están adornados por funditas y plásticos de refrescos vacíos, y por si fuera poco, cualquier ciudadano puede encontrarse hasta con cáscaras de guineo en las entradas de las terminales, lo que pone en riesgo a cualquier usuario que utilice ese medio de transporte; considerado en ocasiones como el principal referente de modernidad por parte del Gobierno dominicano.