Omelet Una triste sa

Una triste saga de corruptos impunes y traidores a la patria, abocinados por paga, unos robándose el presupuesto impunemente, los otros como Judas, pagados con moneda extranjera. Y el pueblo, dividido siguiendo a unos y otros, siempre será vencido por unos o por los otros.

Como en el célebre tango Cambalache, de Enrique Santos Discépolo, aquí estamos todos “revueltos y todos manoseaos” en medio de la corrupción generalizada que nos arrastra en el lodo de una política confusionista y de conveniencias, y de los atacan a los corruptos mientras ocultan con su discurso la ocupación paulatina del territorio nacional.

Conveniencias personales y de un grupúsculo todopoderoso, como un sanedrín supra legal y acaparador de los recursos de su cornucopia presupuestariaparticular.

No hay nadie en quien confiar porque la sombra de un timo emerge en cualquier relación social o de trabajo. Este cambalache es tan grotesco, que ha permeado también los límites familiares, creando cismas entre padres e hijos, y hermanos entre sí. Tampoco hay que olvidar las amistades auténticas separadas por esos malsanos intereses, tal vez para siempre.

Y están todos los colores del espectro cromático de las ideas que representan básicamente lo mismo desde que desaparecieron las ideologías totalitariasy se ha impuesto el pragmatismo decadente que no respeta límites ni reservas morales.

Y la traición, como los viejos denarios de plata que cambiaron la historia, aparece comotelón de fondo y factor común a todas las actividades, empujando a todos a venderse al postor que más recursos públicos se haya robado. La muy llevada y traída acumulación primaria sin tradición de trabajo, industria o comercio lícito, prevaricada a la vista de todos e igualmente negada.

Y a todos los colores que se revuelcan en el cambalache, se agrega un nuevo verde que se mueve al son de una bandera rojiblanca de barras y estrellasque, bien agazapada está impulsando la nueva ola que, mientras reclama el fin de la impunidad y la corrupción, permanece indiferente a la penetración de miles de ciudadanos indocumentados ilegales de otro país,que alegan apatridia y reclaman nacionalidad donde no deben.

¡Y no deberían poder!

Porque hasta ese nivel de degeneración corrupta hemos llegado como sociedad; donde sus representantes negocian estabilidad, salud social y soberanía por mantener la impunidad de sus evidentes actos de corrupción.

Un colectivo de presos virtuales negociando su impunidad a cambio de ignorar su deber de “cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes”, principalmente las migratorias, comenzando con el control efectivo de la frontera.

Por elloaceptan todas las burdas intromisiones en la inexistente política migratoria nacional. Siendo incapaces de colocarse a la altura que demanda el peligro que amenaza a la nación, porque ellos, con las visas que todavía no les han cancelado, se sienten seguros de escapar a la disolución que están propiciando con su desidia conveniente.

Se mantienen al frente, pero con una puerta trasera abierta para escapar del caos.

Están negociando así, el “bien” nacional que no es suyo, sino del colectivo dominicano y que nos fue dado a partir de ideales puros y con todo el derecho de ser una nación entre las otras naciones sin que otra le venga a imponer sus actitudes ni sus ciudadanos. Pretendiendo alcanzar en medio de este omelet cambalachero lo que no pudieron lograr cuando trataron de arrebatar lo que nunca fue suyo.

Y no tienen derecho. Ni los entreguistas pusilánimes ni los conquistadores que dirigen el robo de la identidad nacionalapoyados por los señalados como traidores.

Aunque hayan desarrollado su propia campaña de desinformación con bocinas similares a aquellas otras que tanto critican porque defienden el estatus quo de la corrupción y la impunidad.

¡Es la lucha de bocinas verdes pro haitianas contra las bocinas moradas pro corrupción!

Así, mantienen a la sociedad sometida por medio de circos mediáticos permanentes agitando el omeletpara mantenerse consolidados en el poder. Solo así se explica el esperpento seudo musical que permiten difundir como “música” urbana. Y las canaletas televisivas que solo difunden basura alienante.

Mientras los otros son capaces de prohijar un aquelarre haitiano en el Altar de la Patria, defenderlo y tratar de explicarlo en sus propios términos entreguistas y asalariados.

¡Porque su fin sigue justificando los medios!

Para cada grupo que sigue usando al pueblo dominicano como caja de resonancia de sus propios intereses, mientras uno le roba sus presupuestoscon la corrupción y el otro le pretende robar el territorio, alegando que defienden a los dominicanos hijos de los cañeros ilegales, y no miran ni hablan del río desbordado sobre la frontera que ha inundado el país de más ilegales indocumentados.

Porque cada uno, está mirando la parte del omelet queconviene a sus intereses. Y se viven rasgando las vestiduras mientras acusan a unos de ladrones -porque lo son- y a los otros de traidores -porque también lo son-, al servir a intereses foráneos por paga en contra de la nación misma que juran defender de la corrupción y la impunidad.

¿Cómo podría la sociedad harta de circo prescindir de ambos grupos bocineros?

Y que podamos comer nuestros huevos de todas las maneras, al gusto, no solo en este omelet con picadillo de todos los colores.

Y que tengamos paz, ¡sin corruptos impunes ni asalariados entreguistas!