Intransigencia escasamente disimulada

Por Leonardo Sánchez

Ing.-Leo-Sanchez

Al hacer la selección de los “nuevos” integrantes de la JCE, se han evidenciado varios aspectos esperados y, nopor esperadosmenos polémicos,por quiénes realmente la hicieron y cómo lo han hecho en medio de una reunión de “amigos”.

Han seleccionado la junta que querían. Y de ningún modo se puede entender que haya sido producto de un consenso social o político.

Lo han hecho como dueños del país, sin ocultar la simbología de poder que implica su reunión previa a una selección anunciada como crónica manifiesta.

Una vez más los pocos han decidido por la mayoría de una manera más que evidente. Han pretendido que les crean que han seleccionado una junta nueva.

Lo primero es que muy pocos de los seleccionados son esencialmente nuevos.

Comenzando con el Dr. Castaños Guzmán, se puede concluir que no tiene nada de nuevo por haber estado en esa dependencia anteriormente, precisamente como presidente, saliendo bastante cuestionado por sus decisiones carentes de valentía y carácter.

Honrado, pero vacilante ante las presiones del poder y carente de la valentía de su fallecido y honorable progenitor, y no va allí a rezar el Rosario ni a Rosario.

Si se continua con el Sr. Henry Mejía Oviedo, queda más clara su falta de novedad por ser todavía suplente del Dr. Eddy Olivares en la misma JCE como representante del antiguo PRD, por lo tanto, de nuevo nada.

Un hombre de oscuro palmarés; disciplinariamente juzgado, por “graves irregularidades” en la Cámara de Cuentas, e inducido a renunciar para no ser destituido por el mismo Senado que ahora lo intenta reivindicar con la posibilidad de seguir sirviendo a los intereses del grupúsculo en que ha devenido su partido, y principalmente a los intereses del nuevo titular de Relaciones Exteriores.

Un prevaricador y amanuense declarado, nombrado por las mismas tres personas que firmaron la resolución senatorial donde se aceptaba su renuncia como miembro de la Cámara de Cuentas, apenas en el año 2008. En ocho años, misteriosamente se ha rehabilitado de aquellas “graves irregularidades” motivo de su sanción.

La señoraRosario Graciano, no necesita explicación porque solo continuará en su puesto, justificando las decisiones del partido que la ha colocado ya dos veces para velar por sus intereses con un voto de suma a las voluntades que se han adocenado para hacer mayoría entre luces opacas.

No se le conocen atributos para estar allí, distintos de haber sido secretaria del Dr. Leonel Fernández Reyna en el partido de gobierno y haber trabajado como abogada en el bufete de connotados miembros del Comité Político de su partido, como el oscuro ex procurador Radhames Jiménez Peña.

No es de ningún modo nueva ni,de ninguna manera, imparcial.

Carmen Imbert Brugal, que va por primera vez a la JCE,no es tampoco nuevaen las lides electorales, porque estuvo en la Junta Electoral del Distrito Nacional, podría no estar exenta de compromisos con quien la ha designado desde mucho tiempo antes para desempeñar un papel allí, que va a poner a prueba su integridad profesional y ética frente a los intereses que la han elegido.

El tiempo y los hechos dirán si no va a ser doblegada por esos intereses, los que defendió abiertamente durante la campaña por la reelección del Presidente Medina.

Roberto Saladín Selim, es nuevo en las lides electorales, pero un viejo mastín de diferentes administraciones del estado, ocupando posiciones de alto nivel, incluyendo la administración del ex presidente Fernández 2006-2010, lo que no necesariamente lo hace afín a sus intereses, como tampoco lo coloca en las antípodas de los mismos.

En su extensa carrera en la Administración Pública nunca ha sido señalado por actos reñidos con la ética, y quizás sea elmás independiente de todos, siendo un hombre capaz, pero de una edad provecta que ameritaría una honrosa jubilación en lugar de ser llevado a aportar un prestigio que allí “cojea como un pato con una sola pata”.

Y, “¿Qué hace un pato con una pata en un gallinero?”

Lo segundo es que la selección con esos integrantes, no garantiza la integridad e imparcialidad de una junta -que no es tribunal- colegiada con una obvia mayoría a favor de los intereses de aquellos que los han nombrado.

Destacándose, la probable imparcialidad del Dr. Saladín por su conducta vertical como única garantía de ella, con la salvedad de que es un hombre que necesita una pensión del estado al que ha servido toda su vida profesional, pudiendo ser chantajeado en alguna crisis como las que son inducidas en la JCE.

¿Resistirá?Muy probablemente, porque no necesitan su voto en cualquier “tranque” de los que produce allí la intransigencia avasalladora.

Porque, contando el grupo de poder con tres votos a su favor, y uno tan dubitativo como la personalidad del presidente del organismo, la mayoría estaría garantizada, aunque Don Roberto Saladín se resista, como muy probablemente haría.

Es una clara mayoría, tres votos y medio a uno.

¡Su mayoría!

Los hechos recientemente ocurridos en la entidad así lo indican, porque la impunidad de los prevaricadores consuetudinarios se garantiza a toda costa con este nuevo reparto del que reparte, y reparte para su provecho.

Un tercer aspecto conflictivo, viene a cuento de las auditorias necesarias que se deben realizar en varios niveles de la JCE que tal vez, solo tal vez, los “nuevos” integrantes no estén en capacidad y disposición de ordenar.

Auditar los procesos de compras y contrataciones realizadas fuera de la Dirección de Compras y Contrataciones del Estado y llevadas a cabo por el faraón que no será momificado por ello porque se declaró autónomo y,convenientemente, le fue aceptado.

Y, quizás la más necesaria y menos auspiciosa, es la auditoria informática imperativa en un sistema amañado y pasible de accesos sospechosos.

Porque el Ingeniero Frías, y su equipo, hasta el momento siguen allí y de continuar, no se sabe si insistiría en encerrarse a solas en el Centro Cómputos en momentos claves del proceso eleccionario.

Otro aspecto, polémico en el pasado proceso electoral y, con mayor seguridad, de alto cuestionamiento, será la adecuación y uso de los famosos escáneres que se atropelló su uso para obtener los resultados que fueron alcanzados con ellos, y sin ellos donde no fueron instalados.

Porque en la JCE, no solo deben ser imparciales sus altos integrantes y, preferiblemente, apolíticos, sino que deben serlo en mayor grado los técnicos que tendrán a su cargo el procesamiento de la información proveniente de los conteos, manuales o mecanizados.

¡Los informáticos que nadie mira!

Porque sus acciones previas con la programación y las posteriores con el procesamiento de los datos, puede llegar a ser más determinante que las decisiones de los “magistrados” miembros de la junta.

Y, poca gente, en los partidos y en la sociedad misma, se apercibe de ese hecho.

Asi, como el hecho de haberse nombrado una junta de dudosa imparcialidad puede resultar determinante de los futuros resultados, igual lo es la integración del cuerpo técnico.

¡Los que inteligen los algoritmos de las sumas o restas!

Lo mismo con el uso de los equipos y el nombramiento y entrenamiento de aquellas personas que los han de manejar.

Han de ser personas responsables, y no fantasmas que renuncien por falta de pago o entrenamiento.

Y esos aspectos críticos no se pueden soslayar por más intransigente que se pueda y quiera ser en el uso del poder totalitario.

Si se quiere gobernabilidad real en el país.

Porque, luego de haber perdido la paz social por la delincuencia generalizada y la corrupción, sería una tragedia mayor la pérdida de la paz política.

Y, estas decisiones soberbias, intransigentes y porque pueden en el seno de un sanedrín, no son un buen augurio.