Pese a la derrota, Alcántara y Pinales hicieron historia el domingo. Dominicana sumó sus primeras preseas en París y la tercera y cuarta medalla para el boxeo dominicano en unos Juegos Olímpicos — uniéndose al bronce de Pedro Nolasco en 1984 y el oro de Félix Díaz en 2008— sólo que no del
El dominicano Yunior Alcántara se mantuvo firme en su plan de pelea, imperturbable ante la presión de toda una arena que pedía a gritos su victoria. El plan fue el correcto, el resultado no, y ahora Alcántara se queda con una medalla de bronce de sabor agridulce en el peso mosca de los Juegos Olímpicos.
Minutos más tarde, su compatriota Cristian Pinales transitó el mismo camino en la categoría de los semipesados. Frustración a pesar de la presea, un podio para República Dominicana que no sabe a eso.
Alcántara subió el domingo al cuadrilátero de la Arena París Norte en medio de un fuerte abucheo. La situación no mejoró en los siguientes nueve minutos. Frente a él y su camino a la final se interponía el local Billal Bennama y un público que nunca cesó en su apoyo «¡Vamos Billal, estamos contigo!»
«¿Que le digo? No nos sentimos tan presionados, independientemente de dónde estemos, de donde sea el público», dijo Alcántara.
El combate llegó al tercer asalto con el marcador empatado en la tarjeta de los tres jueces. Al final, Billal se llevó una decisión unánime a pesar de trastabillar claramente en dos ocasiones ante los impactos de un Alcántara que nunca presentó un blanco fijo.
«Los jueces son profesionales, saben su trabajo. Y nosotros tenemos que hacer el nuestro arriba del ring», subrayó.
El resultado no fue el deseado, pero Alcántara lo asume. De rodillas sobre la lona y el rostro cubierto, el dominicano mostró un breve destello de frustración. Fue un trago amargo que pasó rápidamente.
«Independientemente del resultado, de lo que hayan visto, de como me sienta yo, yo más que una derrota siento gratitud con Dios», dijo. «Él ha sido el autor de toda mi carrera».
Pinales fue más franco luego de caer 3-2 en su combate de semifinales ante el kazajo Nurbek Oralbay, en un pleito que llegó al tercer asalto con dos tarjetas empatadas y una más a favor del dominicano. Una derrota igual de difícil de digerir, incluso sin el ingrediente adicional del público.
«No faltó nada, tuve control de mi rapidez, mi poder y mi técnica. Es triste que los jueces no tuvieron esa decisión a favor mío», señaló el peleador de La Romana. «Me sentí que iba ganando todos los rounds, pero el resultado dice lo contrario».
Pese a la derrota, Alcántara y Pinales hicieron historia el domingo. Dominicana sumó sus primeras preseas en París y la tercera y cuarta medalla para el boxeo dominicano en unos Juegos Olímpicos — uniéndose al bronce de Pedro Nolasco en 1984 y el oro de Félix Díaz en 2008— sólo que no del metal que esperaban.
«No es lo ideal, porque no era la medalla que esperábamos, pero contentos porque no nos vamos con las manos vacías».
Dos días después de pelear en turnos consecutivos en los que aseguraron las preseas, ahora Pinales tuvo un poco más de tiempo para ver desde el vestuario la actuación de Alcántara. Su percepción del combate queda abierta a la interpretación.
«Estamos en París», subray