Con su ingreso, la República Dominicana iguala a Puerto Rico con cinco miembros en Cooperstown
Cuando fue descubierto por los Dodgers (1994) su talento sedujo tanto al equipo que solo bastaron tres swings y un disparo a primera para firmarlo. Cuando en octubre pasado depositó su currículum al jurado más exigente de los deportes presentó tantos argumentos acumulados en su carrera de 21 años que convenció a la abrumadora mayoría.
Adrián Beltré ya es inmortal. El exantesalista de Dodgers, Marineros, Red Sox y Rangers certificó su ingreso al Salón de la Fama y el martes la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BWAA) informó que consiguió el 95.1% de los votos.
Junto a él también fueron elegidos Todd Helton (79.7%) y Joe Mauer (76.1%), que acompañarán al exdirigente Jim Leyland, elegido por el Comité de Era, en el ceremonial a tener lugar el domingo 21 de julio en Cooperstown.
El nacido en el barrio El Café, de Herrera, en abril de 1979, se convierte así en el quinto dominicano que adquiere un nicho en el templo más sagrado del béisbol.
Lo hace con el porcentaje decimoséptimo más alto entre los 136 exjugadores que han llegado a Cooperstown a través de la BWAA. Una distinción que alcanza poco menos del 2% de los jugadores que pasan por la MLB en sus 148 años de historia.
Su nombre apareció en 366 de las 385 boletas que fueron enviadas al gremio de escritores de béisbol en Norteamérica
Beltré recibió la llamada que confirmaba la noticia en su hogar de las afueras de Los Ángeles, rodeado de su esposa, Sandra, sus dos hijas Cassandra y Camila, su hijo Adrián y sus padres Bienvenido Beltré y Andrea Pérez. También quien fuera el agente en toda su carrera, Scott Boras.
Con Beltré, ahora hay 19 jugadores de la tercera base en el Salón de la Fama, la misma cantidad de defensores de la receptoría. También hay 84 pitchers, 26 inicialistas, 20 intermedistas, 26 torpederos, 23 jardineros izquierdo, 24 center fielders, 27 jardineros derecho y tres bateadores designados.
Hoja envidiable
Un jugador que solo le faltó la velocidad para tener las cinco herramientas, sus 3,166 hits ya eran un argumento demoledor para ingresar, pero los extrabases que acompañan ese total de imparables (477 jonrones y 636 dobles) garantizaban un respaldo alejado del mínimo de 75% que se requiere para conseguir la placa en el pequeño pueblo newyorkino donde nació el béisbol.
Ese aporte con el madero, resumido en una línea ofensiva de .286/.339/.480, un OPS de .819 y 1,707 carreras remolcadas, llegó acompañado de una defensa premium que le valió dos Guantes de Platino y cinco de Oro, tres de ellos después de los 32 años, cuando los reflejos no son los mismos de los veinte.
Una carrera que despegó temprano (pegó 48 jonrones en 2004), que descendió al irse a Seattle (2005-2009), pero que retomó vuelo entre Boston y Texas. De hecho, sus cuatro visitas al Juego de Estrellas llegaron tras cumplir los 30.
De un perfil bajo, un nombre que nunca estuvo involucrado en escándalo, temprano en su carrera echó raíces en los Estados Unidos, allí formó a su familia y reside. Dos veces dijo presente para representar al país en el Clásico Mundial, en la primera edición (2006) y en 2017.
Bautista, Colón y Reyes, fuera
Billy Wagner, en su novena aparición, se quedó a cinco votos de ingresar al templo de los inmortales. Gary Sheffield finalizó su paso por la boleta con un 63.9%, mientras que el curazoleño Andruw Jones logró un 61.6% en su séptima ocasión. Carlos Beltrán consiguió el 57.1%, en tanto que Alex Rodríguez (34.8%) y Manny Ramírez (32.5%) tampoco consiguieron un porcentaje que augure un futuro en el Salón de la Fama vía los escritores. Bartolo Colón, José Bautista y José Reyes aparecieron por primera vez y quedaron descartados. Bautista logró seis votos (1.6%), Colón cinco (1.3%), pero Reyes no logró ningún sufragio. Se requiere superar el umbral del 5% de los votos para permanecer en las cartulinas, que permiten permanecer hasta 10 años.