El carnaval de Santiago, uno de los más importantes del país, por su colorido y antigüedad, podría fracasar éste año 2024, debido a que la alcaldía ´´le ha cortado las alas’’ al no ofrecerle apoyo económico a sus organizadores tradicionales para que hagan realidad tan importante e histórica actividad cultural.

Sin embargo, el cabildo dispuso de un presupuesto de 17 millones 450 mil  pesos para el montaje de una tarima, exclusiva de la alcaldía, la que albergará de forma soslayada  el partidismo oficialista municipal  y del alcalde Abel Martínez, lo que ha sido calificado como una afrenta contra el pueblo de Santiago  utilizar una suma tan excesiva del dinero del erario  para un objetivo que huele  a proselitismo.

Según una certificación de existencia de fondos enviada por el director financiero del cabildo de Santiago, José Eriberto Calderón, el 17 de noviembre del 2023, a la  Unidad Operativa de Compras y Contrataciones, el cabildo cuenta con los fondos suficientes, lo que permite la erogación de  RD$17,450,000.00  para la tarima, su decoración y la contratación de las orquestas que amenizarán.

La tarima será colocada en el área monumental,  en el periodo que encierra las festividades carnavalescas, cuyos organizadores temen para febrero próximo  no se materialice como ocurría antes del 2016, debido a la  falta de recursos económicos para la movilización de comparsas, artistas, creación de traje, publicidad y otros elementos necesarios para tal evento.

Los expertos en la organización del carnaval de Santiago, iniciado en el año 1975, consideran que esa importante actividad cultural se encuentra en picada desde  hace 8 años y que este año 2024 recibirá una estocada mortal por parte de la alcaldía que trabaja en aprovechar la fecha y el espacio para impulsar candidaturas políticas partidaria.

Los críticos de artes, cultura y folclor entienden que la   organización del carnaval de Santiago se ha mantenido, gracias al esfuerzo de un grupo de hombres y mujeres que durante década han entregado tiempo y esfuerzos ´para mantener tan importante tradición, nacida en el seno del pueblo para el deleite sano y alegre de la sociedad.

TRADICIÓN DEL CARNAVAL EN SANTIAGO

El carnaval de Santiago de los Caballeros es considerado uno de los más llamativos, pues es el que tiene más riqueza de personajes propios y contemporáneos, e incluye representaciones de temas actuales de relevancia internacional.

Anteriormente la clase social más pudientes celebraban las manifestaciones en clubes privados, mientras los sectores más populares celebraban el carnaval en las calles, en los que resaltan los barrios “La Joya” y “Los Pepines” de donde surgen los grupos de carnaval de los Lechones y Los pepines.

Los diablos cojuelos de Santiago son diferentes a los del resto del país por sus marcadas características en las máscaras.

Las máscaras en ocasiones se asemejan a los cerdos, pero es más común que tengan la “boca” en forma de un pico de pato achatado y curvado hacia arriba y dos cuernos que a su vez están llenos de pequeños cuernos.

Contrario a otros diablos, la expresión de los lechones de Santiago no es terrorífica, sino que simula una sonrisa bonachona y la expresión de los ojos es regularmente afable.

El disfraz consta de una camisa manga larga que se ajusta a la cintura por un cinturón ancho, los pantalones son anchos y ajustados en los tobillos. No olvidemos las vejigas con que golpean a los que se atraviesan en su camino. Los trajes son hechos con tacetas brillantes o piel de seda, adornados con espejos y lentejuelas, para crear un aspecto llamativo y brillante.

Los lechones de Santiago surgen como los guardianes del orden en los viejos carnavales de Santiago, iban primero abriendo el paso a las comparsas y carrozas.

El carnaval o carnestolendas es una celebración que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma y que tiene fecha variable (entre febrero y marzo según el año). Tradicionalmente esta fiesta comienza un jueves (jueves lardero) y acaba el martes siguiente (martes de carnaval).

El carnaval combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan coplas, desfiles y fiestas en la calle. A pesar de las diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol. En sus inicios, probablemente con un cierto sentido del pudor propio de la religión.