El 21 de junio de 2022, justo antes de que saliera el avión MD-82 del vuelo 203 de Red Air desde Santo Domingo rumbo a Miami, los asistentes de vuelo junto al capitán informaron que habría turbulencias.
También repasaron los procedimientos en casos de emergencias, donde se incluía el escenario de un incendio durante el aterrizaje.
Después de haber dado la información, los pasajeros comenzaron a abordar. Eran 130 pasajeros, incluidos cuatro bebés, mientras que otros cuatro miembros de la tripulación estaban sentados en algunos asientos de pasajeros.
La mayoría, 117, eran pasajeros venezolanos; tres de Estados Unidos, y siete de República Dominicana. También había un mexicano, un español y un italiano.
Tanto el primer oficial, los asistentes de vuelo y los mecánicos del vuelo eran dominicanos. Por otro lado, el capitán era venezolano.
Lea también
De acuerdo con un informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés), dado a conocer el 31 de julio, aunque el trayecto fue tranquilo y normal, según describieron los asistentes de vuelo, durante el aterrizaje inicial sintieron vibraciones y escucharon «un ruido excepcional dentro de la cabina, luego, de repente, los inversores de empuje se apagaron».
«Los inversores de empuje se activaron más rápido y durante menos tiempo de lo normal», explica el informe.
Poco después hubo otra «sacudida extrema» que se sintió más fuerte que las vibraciones anteriores.
Las vibraciones en la cabina eran tan excesivas que todo dentro de la cabina del avión temblaba, describe el documento.
Los asistentes de vuelo se dieron cuenta de que algo no estaba bien y ordenaron a los pasajeros que permanecieran sentados y que «bajaran la cabeza».
Según relata el informe, el avión comenzó a hundirse hacia el lado izquierdo, y luego se detuvo.
Antes de que se detuviera, una azafata vio fuego cerca del ala derecha, y dos segundos después de que el avión se detuviera, los asistentes de vuelo iniciaron una evacuación.
Una azafata bloqueó inmediatamente su puerta de salida mientras que la otra evaluó las condiciones fuera de la puerta asignada, verificó que la puerta estuviera armada y la abrió. Se quedó atrás para dejar que el tobogán se inflara automáticamente y retener a los pasajeros.
Los pasajeros se apresuraron a salir, mientras la azafata se agarró a una manija en la cocina y les dijo «siéntate, deslízate y aléjate del avión» (al describir cómo se iban a deslizar por el tobogán.
Mientras evacuaban, escucharon al capitán decir por el megáfono: “Evacúe el lado izquierdo”. La asistente de vuelo esperó a que el capitán anunciara la evacuación, pero en un par de segundos, escuchó a los pasajeros en la parte de atrás gritar “fuego”. Sin embargo, no vio fuego ni humo.
El capitán y el copiloto fueron los últimos en evacuar. Una vez fuera del avión, el departamento de bomberos mantuvo a los pasajeros alejados del avión.
Tres minutos después del despliegue, se escuchó un fuerte estallido; el tobogán se había desinflado debido a un desgarro.
El informe indica que se debió haber hecho una inspección de la aeronave, debido a que el compartimiento de portaobjetos tenía 22 años y este tipo de evaluaciones debe ser más exhaustiva cuando estos tienen más de 15 años.
El accidente aéreo, ocasionado aproximadamente a las 5:30 de la tarde del 21 de junio, dejó a siete lesionados, incluida una embarazada.
Tras dos meses de su suspensión, el 19 de agosto de 2022, la aerolínea reanudó sus operaciones hacia Miami desde República Dominicana.
Luego de una evaluación de las condiciones del avión post accidente, los neumáticos estaban pinchados y les faltaban partes significativas de la banda de rodadura.
Los frenos del avión no presentaron daños, solo fragmentos de los escombros del accidente.
Mientras que el amortiguador de zigzagueo estaba intacto, según el examen a la aeronave.