Por Isabel Bonilla
La Laguna Grigri, nace a raíz de un manantial que se comunicaba con el mar y que en 1958 por la ocurrencia de un terremoto afloran sus ríos subterráneos, formándose lo que hoy es la Laguna, unión de agua dulce de estos riachuelos y el agua salada del mar que le penetra por el canal.
Su nombre se debe a los árboles Grigri de su alrededor que con el tiempo han ido perdiéndose por efectos de tormentas y huracanes.
En el año 2009, el presidente Leonel Fernández a través del decreto 571 la declara “monumento natural”, como medida de protegerla en su integridad, por ser un área con una excepcional belleza, un ecosistema de gran valor, con una fauna, una flora y un bosque manglar de gran importancia para la zona.
La Laguna Grigri es el santuario de aves como la garzas, tijeretas, palomas, vigías, pájaros bobos, hostiones y peces. Especies que se resguardan en las copas de sus árboles y en las raíces de sus mangles, lo que la convierte en un patrimonio nacional que debe ser preservado.
Para los hijos de Río San Juan, la Laguna Grigri es un símbolo de nuestra identidad, una marca de nuestra historia personal, porque en ella jugamos, aprendimos a nadar en chapuzones a escondidas de nuestros padres, y sus árboles cobijaron los primeros amoríos de la adolescencia.
En sus botes recorrimos su canal de mangles, nos adentramos a la cueva de las golondrinas, playa caleton , la piscina natural, la playa del grigri, conocimos el pontón como un criadero de peses y algunos hasta fuimos a bailar a la islita a ritmo de los ovnis, grupo musical del pueblo en ese entonces.
La Laguna Grigri ha sido el escenario natural del origen del “carnamar”, el único carnaval marítimo que existe por inspirarse en la diversidad de las especies marinas nativas, que es expresada en sus caretas y trajes en comparsas y disfraces.
Este carnaval fue ideado y creado por Persio Checo, Fidelina José e Indhira Bonilla y ha sido proyectado internacionalmente por su creatividad, belleza y originalidad, al ser presentado desde una tarima enclavada en las aguas de la Laguna Grigri.
Este año por primera vez el carnavarengue no podrá realizarse en su lugar de origen, debido a la intervención para su embellecimiento que lleva a cabo el ministerio de turismo, obras que se han prolongado en el tiempo y para las cuales no se conoce fecha precisa para su terminación.
Ya es tiempo, de que cese la tristeza de ver la Laguna Grigri oculta tras un cerco de zinc, que impide su vista de las zonas aledañas.
Con esto no pretendo levantar banderas de reclamos, ni exigencias, tampoco nos anima la protesta por una dilación que no se explica.
Lo que nos invade es una honda tristeza, que nos lleva a una solicitud rogada al eficiente ministro de turismo, David Collado, “de que termine la espera por nuestra Laguna Grigri”.