Hacia el interior del PRM, FP y PLD

La vida hacia la interior de cada organización política, por lo general no es lo que aparenta, ya que por diversas razones, las señales que se envían hacia el exterior no responden a la realidad. Veamos ese mundo interior de los principales partidos políticos del País en la actualidad.
         En primer lugar, tenemos al Partido Revolucionario Moderno, quien a pesar de las diferencias locales que se presentan en algunas demarcaciones, por intereses personales o de pequeñas islas de poder, luce cohesionado alrededor de su líder y presidente del País, Luis Rodolfo Abinader.
           En esa organización sólo se vislumbra un liderazgo emergente para el 2028, que es el de David Collado, actual ministro de Turismo. Eso lo confirman todas las encuestas de opinión, las cuales lo ubican en un sólido segundo lugar detrás de Abinader.
        Collado está muy claro en que su espacio no es para el 2024, por lo que se maneja que extrema delicadeza para no despertar ningún celo anticipado. Todos sabemos que el Ministro de Turismo cuenta con un fuerte apoyo del sector empresarial, que lo hizo Alcalde del Distrito con menos de dos meses de campaña electoral.
          En la fuerza del Pueblo no existe ningún atisbo de diferencias internas, porque el sólido liderazgo de su presidente y líder se impone de manera absoluta. Leonel será el candidato para el 2024, con el apoyo unánime del Partido, lo cual no amerita cuestionamiento alguno.
         En el Partido de la Liberación Dominicana, todo indica que las aguas lucen más convulsionadas, lo que hace un poco impredecible definir como será se llegada al 2024. Es indudable que necesitarán mucha inteligencia, prudencia y una amplia capacidad de consensuar.
          Hay varios factores que observo para fundamentar esta tesis, que detonaron después de la Consulta del 15 de octubre, aunque su origen viene desde mucho tiempo atrás. Simplemente, este evento puso de relieve un malestar que venía navegando, con una larga cola de incertidumbre.
           Margarita y Dominguez Brito que obtuvieron un poco menos del 40% en la Consulta, lucen, la primera disgustada y el segundo atrapado. Pero ambos con un futuro incierto en las filas del PLD, lo cual tendrán que definir en los próximos meses, con un, o me integro de manera real o me aparto. La dualidad no es posible mantener por mucho tiempo en medio de un proceso electoral.
         Brito y Margarita o se cobijan bajo la sombra del candidato, o asumen la posición de Julio César Valentín, quien con una decena de Alcaldes, varios regidores, miembros del CC, un diputado y cientos de presidentes de comités de base, decidió formar una nueva organización política, «Justicia Social», produciendo el primer fraccionamiento en el PLD, después de la salida de Leonel Fernández.
           Las diferencias internas del PLD no terminan ahí, ya que los dirigentes históricos de esa organización  en la mayoría de demarcaciones, han denunciado que fueron desplazados de sus posiciones, por los que se llaman, la nueva generación del peledeísmo.
           Algunos maestros de la estrategia política, argumentan que la actitud adoptada por el candidato es la correcta, ya que las estructuras del PLD, lucían agotadas y anquilosadas en el tiempo, por lo que constituían un obstáculo para el trabajo electoral. Además, consideran que el Alcalde de Santiago, gana como quiera, porque si no logra llevar a la victoria su organización, se queda con su control absoluto y podría convertirla en una opción de poder para el 2028.
          Mientras esto ocurre su presidente, Danilo Medina, sólo observa y hace lo que la circunstancias le permiten, ya que, al estar inhabilitado para la presidencia de la Nación, su rol es secundario en el proceso del 2024, siendo la figura principal su candidato presidencial.                                                              Danilo mantendrá el control del Comité Político, al margen de lo que pase en el 2024, lo que le asegura que, aunque las direcciones medias estén en otras manos, seguir con el control de esa organización, y preparado al mismo tiempo, para jugar una nueva partida, aunque los jugadores ya no sean los mismos.