Luis Estrella
Después del fraccionamiento del PLD con la salida de Leonel Fernández, que sin lugar a dudas fue la causa real de la derrota de esa organización y posterior salida del poder, se han producido múltiples salidas de dirigentes, lo cual ha erosionando profundamente lo que fue por casi 20 años la mayor maquinaria electoral del País.
Al producirse la derrota electoral en julio del 2020, siempre establecí de manera privada como pública, mi punto de vista en relación a las causas que motivaron esos vergonzosos resultados electorales. Siempre consideré que el Partido debió someterse a un profundo proceso de evaluación crítica y autocrítica.
Mis palabras e ideas se las llevó el viento, sin nunca tener ninguna respuesta, ya que se decidió discutir ese tema en un escenario de participantes muy reducidos, cuyos resultados nunca fueron dados a conocer de manera institucional. Lo mismo que la decisión adoptada de comenzar el proceso organizativo de arriba hacia abajo y no al revés cómo determina la dialéctica.
La experiencia indica que cuando se produce un cambio cualitativo, en este caso una derrota después de estar 16 años consecutivos en el poder, lo correcto es ir a las raíces que produjeron la situación. Esto se logra sólo con un estudio donde participe toda la organización y entonces elegir el camino a seguir, alumbrado por una conciencia crítica.
Ese nuevo camino determinado en ese proceso evaluativo, para que sea exitoso, deberá comenzar la fase organizativa, de abajo hacia arriba, para garantizar una movilización general de toda la militancia, hasta culminar en la elección de sus órganos superiores. Hacer lo contrario es una manera de intentar ocultar la realidad, provocando con esto, renuncias y separaciones, porque cuando no sabemos hacia donde vamos, el camino se llena de bifurcaciones, que no sabemos hacia dónde conducen.
Desde mi humilde opinión, esta ha sido la causa de las renuncias que a diario se están produciendo en el PLD, sin pausas y sin treguas. El materialismo dialéctico nos enseña, que el cambio es la base de la vida, producido por la ley de las contradicciones, como magistralmente lo explica el camarada Mao, en su obra «Las cuatro tesis filosóficas».
Los pequeños cambios cuantitativos al final producen un cambio cualitativo, el agua va cambiando hasta que llega a 100 grados, entonces se convierte en hielo, produciéndose en ese momento el cambio cualitativo. Esa fue la razón del fraccionamiento que produjo la salida de Leonel, pequeños cambios, concluyeron en un cambio que estremeció los cimientos de esa organización, que produjo el nacimiento de una nueva entidad.
Sin entender esta realidad y no tomar las medidas para impedir que se siguieran produciendo pequeños cambios cuantitativos, se produjo otro cambio cualitativo, de gran trascendencia, con resultados muy devastadores. Me refiero al fraccionamiento producido con la salida de Julio Cesar Valentín y la creación de un nuevo Partido: «Justicia Social.»
Considero la salida de Valentin del PLD, no como una renuncia más, sino con un nuevo fraccionamiento, por la magnitud del acontecimiento, que estuvo acompañado de varios alcaldes, regidores, miembros del Comité Central, presidentes de intermedios, de comités de base y cientos de militantes. Esta decisión, aunque se quiso minimizar, constituyó un fuerte golpe político, que colocó al PLD a la defensiva y motivó la salida posterior de una gran cantidad de dirigentes, lo cual hasta el momento sigue produciéndose de manera constante.
Si la cúpula del PLD no tiene la humildad de hacer un alto y reflexionar sobre lo que está pasando en su organización, de seguro que los casos de Leonel y Valentín, se seguirán produciendo cada cierto tiempo, lo que irá debilitando a niveles inimaginables esa entidad política.
El PLD todavía está a tiempo de recomponerse, pero para esto necesita, hacer una parada técnica, revisar con humildad su estrategia, reconocer los errores cometidos y replantearse con una visión diferente, continuar el camino que le queda por recorrer hasta el 2024. Es mi punto de vista, que podrá estar equivocado, pero que considero está basado en la mejor de las intenciones.