El 65 % de las adolescentes embarazadas entre 15 y 17 años en República Dominicana, han sufrido violencia sexual en algún momento de su vida, según un informe presentado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

El documento precisa que, en la mayoría de los casos, los perpetradores de estos crímenes están cerca de las niñas: en sus casas, escuelas, familiares, los cuales con lugares considerados por la organización como “espacios inseguros”.

Señala que, de acuerdo con datos de la encuesta Enhogar de 2019, uno de los hallazgos más preocupantes es que el 2 % de las mujeres jóvenes tuvieron hijos antes de los 15 años, y que bajo estas cifras frecuentes pueden esconderse situaciones de abuso, de incesto y de violencia sexual.

La encuesta añade que el 20 % de las mujeres jóvenes tiene su primer hijo antes de los 18 años. En las investigaciones, los números aumentan a 34 % entre las más vulnerables y a 49 % entre las que solo terminan la primaria.

Agrega que República Dominicana ha tenido algunos avances en las uniones tempranas entre menores de 18 años, de un 37 % en 2014 a un 32 % en 2019. También bajó las cantidades de uniones tempranas en menores de 15 años, en 2014 había 12 % y en 2019 un 9%.[

Sin embargo, “a pesar de este avance, el país presenta cifras mucho más elevadas que la media latinoamericana, donde el 22 % de las menores de 18 años están unidas o casadas”, explica Unicef.

El informe de Unicef precisa también que las niñas con discapacidad enfrentan discriminación múltiple en el ejercicio y goce de sus derechos, debido a que pueden correr un mayor riesgo, tanto dentro como fuera del hogar; de violencia, de lesiones o de abuso, de abandono o de trato negligente.

Según agrega, estas niñas tienen hasta tres veces más riesgo de violación que las niñas sin discapacidad, asimismo tienen el doble de probabilidades de experimentar otras formas de violencia de género.

Rosa Elcarte, representante de Unicif en el país, dijo que “la niñez y la adolescencia son períodos clave en los que las niñas y los niños aprenden e interiorizan normas sociales y de género nocivas, que generan desigualdades entre niños y niñas, y estas disparidades tienen consecuencias en todos sus caminos”.

Asegura, a su vez: “ahora es el momento de acabar con los estereotipos, y de garantizar que toda la niñez esté protegida. De lo contrario, es más probable que sufran y perpetúen las mismas normas sociales dañinas cuando sean adultos”.