Por Luis Estrella
La decisión que tomó David Ortiz, de comenzar a comercializar la venta de cannabis para uso medicinal, así como su reconocimiento de que fuma marihuana, es una acción que puede afectar, sin proponérselo, a millones de personas de manera negativa, principalmente a la juventud.
El argumento que los asesores de Ortiz han esgrimido para justificar esta decisión, es que será para un uso medicinal y que eso no está prohibido en Estados Unidos y otras partes del mundo. Establecen que de la marihuana extraerán la parte no psicoactiva, llamado cannabidol, (CBD), que ya fluye en el mercado y que sus efectos son terapéuticos, relajantes, que sirve además para los dolores musculares, conciliar el sueño y aliviar otras enfermedades.
Aunque quieran restarles importancia a los efectos de la marihuana, resaltando su parte medicinal, hay que observar también, que esa planta tiene una parte psicoactiva, que es la llamada cannabinoide-THC-, que es la que afecta el cerebro y cambia su estado de ánimo o su conciencia, creando adición. El THC, es un depresor del sistema nervioso, una droga usada por generaciones, la cual tiene un uso popular por el precio, pero unos efectos desastrosos.
Al ponerse el tema en discusión por el anuncio de Ortiz, muchos han querido argumentar que la marihuana está legalizada en casi todo Estados Unidos, por lo que su uso es normal, pero sería oportuno que quienes utilizan esos argumentos, se detuvieran a analizar la rápida degradación de los jóvenes en ese País. De manera frecuente nos enteramos que en una de las ciudades de Estados Unidos, se producen asesinatos masivos provocados por adolescentes, generalmente adictos a algún estupefaciente.
No soy opuesto al uso medicinal del cannabis, siempre y cuando sea autorizado por médicos y científicos, que deberán tener un historial del paciente, tanto física como psíquicamente. Porque entiendo que, usado sin control, puede ser un incentivo para pasar a otros tipos de drogas, más letales que la marihuana.
David Ortiz es un ser humano privilegiado, con una fortuna que nunca llegará a gastar, por lo que al margen de lo material debió pensar en la influencia que tiene en los jóvenes, y los efectos que sus decisiones podrían tener sobre ellos en el futuro. La ambición debe de tener un límite, porque no todo es dinero en la vida, hay también valores, principios, dignidad y decoro.
Barry Bonds, Mark McGwire, Samy Sosa, Alex Rodríguez, Many Ramírez, Canseco u otros, tuvieron igual o mejores números que David, pero no están en el Salón de la Fama, por usar sustancias prohibidas en ese momento en el béisbol. Cuál es la diferencia de ellos con Ortiz, que ese grupo usó esteroides en un tiempo que ya estaban prohibidos en el béisbol, lo cual ocurrió desde 1991. En cambio en los tiempos del Big Papi, es normal darse un pase de marihuana.
Muchos dirán, que la marihuana no está prohibida en estos momentos en las grandes ligas, lo cual es una realidad, pero una cosa es usarla por no estar prohibida en ese País y otra comercializarla por personas sin el conocimiento científico para ello.
Reitero que el uso de cannabis o marihuana medicinal, de por sí no es malo, lo que no comparto es que lo hagan desde litorales, sólo con fines comerciales o económicos. Los médicos pueden usarla en personas que le resulten favorables, lo cual siempre será sobre una base científica, controlada y con un historial de seguimiento al paciente.