Personajes que cobran vida y en algunos casos sus nombres suplantan al de sus actores

Actores y actrices que han vivido la experiencia de llevar al cine, el teatro o la televisión interpretaciones tan poderosas, que se han visto en la disyuntiva de tener que lidiar con la fama del personaje en contra del trabajo y el talento que aún queda por exhibir ante el público

Hay personajes que nacen con vida propia. Esos que desde que las luces del escenario reflejan su imagen se convierten en seres vivientes, que se lucen a tal punto que terminan enterrando a sus intérpretes o creadores.

Actores y actrices que han vivido la experiencia de llevar al cine, el teatro o la televisión interpretaciones tan poderosas, que se han visto en la disyuntiva de tener que lidiar con la fama del personaje en contra del trabajo y el talento que aún  queda por exhibir ante el público.

Los ejemplos sobran y se dio con los actores de la vecindad de “El Chavo del 8”, en México, actores que jamás pudieron trascender sin sus emblemáticos personajes, excepto Roberto Gómez Bolaños que, además, de El Chavo también tuvo un gran éxito con El Chapulín Colorado. 

Lo mismo sucedió en el país azteca con Gaspar Henaine Pérez, “Capulinas”; Mario Moreno y su inmortal “Cantiflas; Germán Genaro Valdés, “Tin Tan” y otros tantos actores que solo necesitaron de un solo personaje para lograr el éxito.

En República Dominicana hay varios casos. “Balbuena”, por ejemplo, llegó un momento en que casi se traga por completo a su creador, Luisito Martí, pero su talento artístico en tantas áreas fue mucho más fuerte que el “tíguere” dominicano que hacía de todo por viajar a Nueva York.

Martí llevó a la cúspide la historia de Balbuena, un humilde soñador y holgazán que anhelaba con viajar a Nueva York en busca del sueño americano, fuera familiar para miles de dominicano que se veían reflejado en él.

Incluso, Balbuena fue al cine en 1995 en la película «Nueba Yol» (dirección de Angel Muñiz), que marcó el género comedia y tuvo un éxito impresionante a nivel de taquilla, animando a que en 1997 se filmara su continuación con el nombre de «Nueba Yol 3: Bajo la nueva ley».

+ Casos dominicanos

El apodo de “Boruga”, con el que se dio a conocer el actor y humorista Felipe Polanco, fue adoptado por uno de sus primeros personajes, que apareció en el programa “La alegría del país” (Color Visión).

“Era parecido a Elvin Vinicio y solo duró unos seis meses”, comentó Felipe, quien no quiso seguir interpretándolo porque ya la gente lo llamaba así. Sin embargo, de nada valió porque “Boruga” se quedó con él para siempre.

En su larga carrera el humorista ha representado a más de 30 personajes, que retratan la idiosincrasia del pueblo dominicano como “Elvin Vinicio”, “Johanne Burgos”, Washington Liriano” y “Doña Flor”, pero no se redujo en ninguno de ellos.

Y es que no es raro saber que un personaje se “coma” el actor o la actriz ya que debido a la gran popularidad que adquieren, difícilmente dejan a un lado el personaje que lo llevó a la fama, por esa razón muchos deciden guardarlos y continuar con su carrera.

Situación similar la vivió Charytín Goico con “La Mosquita Muerta”, una secretaria coqueta, que usaba su supuesta  inocencia para obtener su cometido.

El personaje fue muy popular en Puerto Rico y  su carrera parecía anquilosarse con “La Mosquita Muerta”, así que la artista dominicana decidió montar un show en donde se pudieran apreciar sus otros talentos.

Hace poco Cheddy García relató una anécdota que la misma Charytín le había contado y que sucedió durante una presentación en la que el público pedía a gritos a “La Mosquita Muerta”, a lo que tuvo que acceder en contra de su voluntad porque en ese momento ella no quería hacer ese personaje en ese show.

Según el relato de Cheddy, el personaje terminó apoderándose de Charytín y sin  tenerlo en un guion, éste tomó el cuerpo de la «Rubia de América» para contarle al público por qué Charytín no quería que estuviera en el espectáculo. Después de ese incidente, decidió guardarla para siempre.

«Cuando yo hacía La Mosquita Muerta, un día le dije a Elin Ortiz, que no quería hacer ese personaje más porque yo soy más que eso», aseguró Cheddy que le llegó a decir Charytín a ella.

Sin embargo, cuando el público le pedía el personaje, Charytín se fue atrás del escenario gritando y Elin Ortiz (entonces su mananger y esposo)., le dice: hay que darle al público lo que pide, por lo que se vio obligada a caracterizar el personaje. «Ella dijo que desde que ella se puso la ropa, el personaje le habló: -soy yo que estoy en tu cuerpo» , contó Cheddy. Y agregó: «La Mosquita habló como un ente espiritual que estaba en su cuerpo».

Luego Cheddy añadió: «A veces la gente no entiende lo fuerte que es entrarse en la piel de un personaje, ellos cobran vida».

Cheddy García también tuvo su experiencia con “La Desesperá del Amargue”, una mujer de pueblo que bailaba y cantaba bachata. Cuando Cheddy sintió que se encasillaría prefirió no volver a interpretarla.

Cheddy lo explica de la siguiente manera: «Yo sentí miedo del personaje («La Desesperá del Amargue»), yo dije: – me va a comer viva y la enterré; todavía hay gente que me pregunta que por qué no la volví a hacer. Yo dije: – cómo es posible que a mí un personaje me trague mi carrera y que yo dependa de la Desesperá para yo estar pegada, me va a estar dando dinero, mucha fama, pero esa mujer me va a comer viva».

+ «Fuikiti fuikiti»

A Roberto Salcedo se le quedó  el mote de “Fuikiti, fuikiti”, frase que caracterizaba al personaje “Armando Lío”, un niño travieso que aparecía en las comedias de El Show del Mediodía, a inicios de los 80. Cuando Roberto entró a la política sus detractores le llamaba por “Fuikiti, fuikiti” para denostarlo.

A mediado del siglo pasado María Rosa Almánzar se quedó para siempre siendo “Cirita” y Julio César Matías “Pololo” (ambos fallecidos). Ellos adquirieron los motes gracias a sus interpretaciones en el programa radial “Romance campesino”.

Uno de los más recientes personajes activos es «Darisho», que encarna Irving Alberti, quien en algún momento hasta temió que lo suplantara y no le dejara desarrollar su vida como actor capaz de desarrollar otros roles.

El temor de Irving era que el público lo consumiera solo por el estrambótico “Darisho” y no viera que él como actor podía hacer otro tipo de trabajo dentro del arte, lo que logró al pasar el tiempo y pudo demostrar un excelente trabajo en la televisión, el cine, el teatro musical y el teatro.

“Darisho apareció con mucha fuerza y tenía miedo que compitiera conmigo, porque yo tenía ilusiones de hacer muchas cosas. Gracias a Dios la vida me ha permitido hacer una buena carrera con diferentes tipos de personajes. Confieso que tenía miedo de que Darisho me robara mi carrera y solo me llamaran para interpretarlo”, reveló al conversar con Listín Diario.

Más reciente aún es el que representa Francisca Méndez, quien se hizo popular gracias a su participación en el concurso Nuestra Belleza Latina en 2015, de Univisión, aunque esta conexión con el público creció gracias a su personaje de Mela la Melaza.

Ella, contó hace poco a periodistas dominicanos, que no ha hecho un plan para dividir el accionar de Mela la Melaza y de ella como es en realidad. pero admitió que el público le preguntaba por Mela porque el personaje le robó el corazón a la gente primero que Francisca.

«Siempre me pasó eso rarísimo, después de Nuestra Belleza Latina, que la gente me preguntaba a mí por Mela, como que yo no era Mela, la gente fue que hizo esa división y nunca corregí a nadie, se me hizo muy bonito que pudieran decir Mela y luego pudieran valorar también a Francisca porque eso me dio oportunidad como Francisca de no quedarme atrás, de crecer».

Luego agregó: «Mela entró a la audición y se roba el corazón de la gente primero que yo, la gente la quiso primero a ella, y después a través de mi historia, que es como la de todos los inmigrantes, que he pasado lo mismo, y es la que conecta con esos corazones, nunca he planeado dividirlo, la gente que me quiere es que lo ha hecho».