Ante el clima de peligro creado por la delincuencia, luce pertinente cambiar los actuales horarios para la venta de bebidas alcohólicas y festejos.
No es aconsejable que bares, discotecas, restaurantes y otros sitios de diversión sigan abiertos hasta las 2 y 3 de la madrugada, como se les ha permitido desde hace dos meses.
Coincidencialmente, ha sido en ese período en que se han producido innumerables episodios de tiroteos, atracos o reyertas que han dejado su saldo de muertes y heridos, principalmente en esos sitios o en sus entornos.
Modificando el horario, se lograría bajar el flujo y el nivel de la concurrencia a esos establecimientos, preferidos por los delincuentes para cometer todo tipo de fechorías.
Debe ordenarse una prohibición expresa de la venta de bebidas alcohólicas hasta entrada la medianoche.
Esto tiene que asumirse como un recurso de apoyo a la amplia jornada de vigilancia y patrullaje que han desplegado las autoridades para recuperar el control del orden.
Tangencialmente, estas restricciones ayudarían a un ahorro inducido de energía eléctrica y de combustibles, ya que es insólito que en un escenario de altos costos de la electricidad e hidrocarburos, haya semejante dispendio.
Y también evitamos que sin ser las horas pico tradicionales, en nuestras calles y avenidas ocurran tapones de vehículos hasta en las madrugadas.