Estamos en el Mes de las Madres y por ello queremos compartirte algunas cosas que quizás se transformen luego de dar a luz
La maternidad es un don de Dios; porque de ser de otra manera no existiría cuerpo que lo aguante. Desde niñas escuchamos que es bonita, que es difícil y que “madre solo hay una”, el dicho quizá se refiere a los tantos sacrificios y amor verdadera que amerita esta majestuosa aventura que se inicia nueve meses antes de dar a luz.
Luego del alumbramiento es la continuación diferente de lo que comenzó en el interior de tu cuerpo, cambiando ¡todo! en tu vida.
Es por ello que por celebrarse en mayo el Día de las Madres, en República Dominicana, hemos querido revelarte cinco de las cosas tantas cosas que cambiarán:
Desde el embarazo
Cuando te embarazas, en el transcurrir de los días, te comienzas a dar cuenta que la inmensidad de la alegría comparte magnitud con la responsabilidad que esta nueva etapa conlleva. Ya no eres tú sola, ahora te has de preocupar por el bienestar de un ser que crece dentro de ti y que llega a exigirte tanto que hasta podrías pensar que no estás preparada para tanto. ¡Más en tiempos de COVID-19!
Comer saludable ya no es una opción; dormir bien tampoco. Estresarte no sirve de nada porque tu organismo comienza a gobernarte para priorizar el bien de la criatura; solo te queda «llevarlo suave»; hacer ejercicio ya no es cuestión de bonita figura sino de bienestar, tomar pastillas e ir periódicamente al médico forma parte normal de tu nuevo estilo de vida, sin importar que antes nunca hicieras ni una ni la otra.
Comienzas a desear que llegue el momento de dar a luz, porque crees que en esa próxima etapa volverás a ser tú, pero lamentablemente no será así.
Primeros meses después del parto
¡Se vale llorar! Si lactas, te convertirás en una especie de grifo que permanentemente gotea leche por donde quiera que camines; por lo que sentirse limpia es un deseo casi inalcanzable. Además, no hay tiempo para bañarse por largo tiempo, tus necesidades primarias pasan a ser secundarias, por tu bebé es primero.
A pesar de que todos te aconsejen que debes sacar un ratito para ti, es difícil de lograr, porque en ciertos casos, sientes que solo contigo tu criaturita estará segura.
Si no tienes a una persona para que lo haga, lavarás ropa cantidades de veces como nunca te lo imaginaste, tanto la tuya como la del bebé. En cuanto al sueño, es muy variado, ya que depende de cada bebé (unos duermen casi todo el día y la noche, otros no). Dormir mientras el bebé duerme es lo ideal pero no todas logramos hacerlo.
Aprenderás a amar
Es un sentir y actuar diferente para lo cual ninguna descripción es suficiente y que según van pasando los días se hace más fuerte; te enseña a disfrutar de esos momentos en los que lo ves dormir, sonreír, patalear… te haces compasiva, hasta el punto de poder ver en los otros niños el tuyo propio.
Los intereses sociales y de la vida
Antes, quizás te sentías con el vigor de conquistar el mundo; pero ahora sabrás que el mundo se reduce en esa personita y todo lo que quieres hacer es verla feliz y sana. Las reuniones con amigos, en algunos casos pierden sentido, prefieres estar con aquellas que están en la misma condición que tu o estar más cerca de tu familia o seres muy cercanos; en el aspecto laboral ya no quieres nada que te rete, como un nuevo puesto, solo buscas estabilidad.
¡Adiós a Marie Kondo!
No sé si esta gurú del orden tenga hijos, de lo que sí estoy segura es que a la mujer más ordenada le visita el desorden cuando es madre. Lo que sucede es que las prioridades cambian, no es que te haga bien ver todo patas arriba, de hecho, podrías frustrarte, pero ahora tienes la voluntad para postergar algunas tareas que antes no.