Por Lucildo Gómez.
La agresión o asesinato de un ciudadano por parte del cuerpo del orden, merece la repulsa de toda la sociedad y particularmente la que hiciera el expresidente Leonel Fernández Reyna.
Lo que no merece la sociedad es que un expresidente, en una actitud politiquera, pretenda desmeritar y entorpecer un extraordinario esfuerzo del gobierno del presidente Abinader y de amplios sectores de la sociedad, para hacer de la Policía Nacional un cuerpo del orden con proximidad al ciudadano, que sea garantista de los derechos fundamentales y que sus miembros entiendan verdaderamente cuál es su papel frente a la ciudadanía.
El Expresidente Leonel Fernández, no tiene motivos para considerar un contrasentido al proceso de modernización de la Policía Nacional. El gobierno está centrado en lograr la unidad de todos los sectores para producir paso a paso los cambios que le ofreció al pueblo dominicano y como parte de ello, la reforma policial es un compromiso irrenunciable del presidente Luis Abinader.
Es cierto, que todo aspirante a una posición electiva debe construir su espacio, pero no es legítimo que un expresidente quiera lograrlo, torpedeando los únicos esfuerzos que pueden producir la transformación el cuerpo del orden que tenemos, en una policía que garantice los derechos de los ciudadanos.
No debe olvidar el presidente Fernández, que durante sus gobiernos, según un estudio de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), murieron a mano de la Policía Nacional cerca de 3,800 personas, y el país no conoció ninguna manifestación de dolor, de solidaridad, ni de preocupación por terminar esa práctica en el cuerpo policial.
Los dominicanos pudieron ver, al distante presidente Fernández sin asombro ni soluciones, frente a 3,800 muertos de mano de la policía durante sus gobiernos.
El derecho a la vida, es un derecho fundamental de las personas, y como tal, los gobiernos deben dar garantía del mismo.
El gobierno del presidente Luis Abinader, en cambio, ha iniciado un proceso de Reformas, que entre otros aspectos, incluye la modernización, humanización y cambio cultural de la Policía Nacional.
El mandatario que hoy tiene el país, es un presidente, sensible, sencillo, cercano y solidario, y en razón de ello, frente a cada atropello o muerte provocada por miembros de ese cuerpo, ha exigido enérgicamente el esclarecimiento y el castigo de los culpables, esa es y debe ser la actitud de un presidente que quiere y cuida a su pueblo.
Los hombres y mujeres que aspiran dirigir un país, no pueden calcular su triunfo con la destrucción del mismo, muy por el contrario, sus aportes dicen si son merecedores o no de estar al frente de la conducción de su país y de sus conciudadanos.