Población acoge la obligatoriedad de la vacunación

Las personas tuvieron que mostrar la identificación de vacunación para ingresar a centros comerciales, bancos, supermercados, universidades, escuelas, y tomar el transporte público.
Los usuarios del Metro y el Teleférico acataron la medida, pero no todos los transportistas cumplieron con la orden
En el territorio nacional se comenzó ayer a exigir la tarjeta de vacunación que garantiza que una persona está inoculada contra el covid-19.

El nuevo accesorio era indispensable para ingresar a centros comerciales, bancos, supermercados, escuelas, universidades y hasta para tomar el transporte público.

Martin Castro no tenía la tarjeta de vacunación físicamente, pero anduvo con la foto de la misma en su celular para hacer sus diligencias diarias.

Castro, quien cuenta con ambas dosis de la vacuna, señaló que la resolución 000048 del Ministerio de Salud Pública (MSP) es correcta porque busca que la población se cuide para evitar el contagio de la enfermedad del coronavirus.

De su lado, Idalissa de los Santos, aseguró que con la demanda de la vacunación, la ciudadanía va a contribuir con la erradicación de la patología.

Asimismo, el señor Rubén Pérez también se expresó a favor de la disposición, declarando que la aplicación de la vacuna es una alternativa para acabar con la pandemia.

“Hay mucha gente que no quiere, pero yo la veo bien, porque todos tienen que vacunarse, si no… cómo va a acabar todo esto”, aseveró.

Flexibilización

El ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, exhortó a las instituciones públicas, empresas privadas, supermercados y demás, a ser flexibles con respecto a la disposición que insta a presentar la tarjeta de vacunación.

“Si a la gente se le olvidó la cédula y tiene la tarjeta es bueno que entre (…), si usted trabaja en un banco que lo conoce y se le olvidó pues mañana la lleva”, expresó el funcionario.

Sin embargo, el llamado del titular del ente rector de la salud llegó tarde, porque a decenas de personas no le permitieron la entrada a espacios públicos.

Máximo Espinal fue uno de esos individuos, a quien no le dieron acceso a su espacio laboral porque no estaba completamente vacunado.

El señor de 55 años trabaja en una ferretería y la empresa lo mandó a colocarse la segunda dosis del preparado.