Los socialdemócratas aventajan a los democristianos en un escrutinio muy ajustado en Alemania
Scholz y Laschet reivindican su legitimidad para liderar el Gobierno pese a la importante subida del SPD y que la CDU tiene los peores resultados de su historia
Las elecciones más emocionantes que Alemania recuerda en muchos años no defraudan. La incertidumbre continúa hasta el final. El Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz adelantó el domingo a los democristianos de la CDU. Pero la distancia es tan pequeña—de unos dos puntos— que todo está abierto. Según el recuento de la cadena ARD, el SPD habría obtenido un 25,8% de los votos frente al 24,1% de la CDU. La última palabra la tendrán Los Verdes y los liberales del FDP, socios necesarios para coronar tanto a Scholz como a Laschet. Los alemanes se irán a la cama sin saber a ciencia cierta quién mandará los próximos cuatro años.
Los Verdes —dispuestos a coaligarse con unos y con otros, pero más proclives a Scholz— obtienen casi el 15%. Es el mejor resultado de su historia, pero queda muy lejos del objetivo de su candidata, Annalena Baerbock, de convertirse en canciller. Los liberales, que tiran claramente por la CDU de Armin Laschet, mejorarían ligeramente sus resultados con un 11,5%. Con estos datos en la mano, tanto Scholz como Laschet podrían ser canciller. Pero, si no hay ningún cambio en el recuento, el socialdemócrata podrá enarbolar su puesto de primer clasificado como argumento para suceder a Angela Merkel al frente del país.
Resultados provisionales
% de voto en 2021 y resultados de 2017 (entre paréntesis, escaños obtenidos). Escrutado a las 23.36 (hora peninsular española)
El líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) compareció poco después del cierre de los colegios electorales. Su resultado es desastroso. Nunca había tenido un apoyo tan bajo. La sucesión de Merkel al frente del partido y del Gobierno se ha revelado como un fracaso sin paliativos. El líder derrotado agradeció sus esfuerzos a lo largo de 16 años de Gobierno a la canciller, a su lado con ojos ligeramente enrojecidos. Las caras largas eran evidentes. “No podemos estar contentos”, dijo Laschet, que sin embargo insistió en que tratará de liderar el Gobierno, incluso si se confirma su segunda posición. Pese a que en la campaña líderes democristianos habían dicho que si perdían el primer puesto no podían aspirar a la cancillería, Laschet parece dispuesto a todo para convencer a verdes y liberales. Su supervivencia política depende de ello. “Vamos a hacer todo lo posible por liderar el Gobierno”, dijo.
Poco después habló Scholz. “Muchos ciudadanos han votado al SPD porque quieren un cambio y que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, dijo desde la Casa Willy Brandt, sede del partido, a unos militantes enfervorecidos. Scholz, un hombre que ha hecho de la tranquilidad una marca de la casa, ni siquiera en estos momentos en los que su partido parece haber ganado sus primeras elecciones en dos décadas se permitió una concesión a los sentimientos.