¿Cómo persuadirá EE.UU. a los empleados federales a vacunarse?

La disposición del presidente Joe Biden de obligar a los empleados federales a revelar si están vacunados contra el COVID-19 probablemente suscitará interrogantes incómodos tanto en organismos de gobierno como en empresas privadas.

Por ahora, las respuestas claras brillan por su ausencia.

Aplicar correctamente la disposición tomará tiempo y variará en los distintos organismos. Lo mismo sucederá en las empresas privadas, a las cuales la Casa Blanca quiere ofrecer una guía. No es como si hubiera un manual breve. Jamás se había intentado algo de semejante magnitud frente a un virus que muta en tiempo real y amenaza con convertirse en una amenaza mayor.

“Creamos una vacuna milagrosa en un período muy breve y ha habido mucha renuencia del gobierno y las empresas para aplicar un enfoque de arriba hacia abajo”, dijo Andrew Challenger, vicepresidente sénior de la consultora Challenger, Gray & Christmas. “Hemos llegado al punto en que está muy claro que el incentivo individual que tiene la gente para protegerse no es lo suficientemente fuerte para proteger al país y vemos al gobierno dar este primer paso”.

En cambio, el empleado deberá dar fe de que está vacunado. Aunque eso no significa mostrar una cédula de vacunación, “dar fe” es una expresión cargada de significado en los organismos federales, regidos por normas y reglamentos minuciosos. Implica consecuencias por dar información falsa o engañosa. No está claro cómo se hará para hacer cumplir la norma, pero los empleados que presenten voluntariamente una prueba válida de estar vacunados probablemente evitarán los cuestionamientos.

Los no vacunados tendrán que resignarse a las pruebas constantes, el uso de la mascarilla y el distanciamiento social y se verán excluidos de los viajes oficiales. La norma será similar para los contratistas del gobierno federal.

Las pruebas constantes suscitan otros problemas. La mayoría de la gente cubre el gasto con el seguro de salud, pero ¿seguirá siendo así para alguien que se niega a vacunarse y no puede apelar a una exención médica o religiosa?

El uso de la mascarilla siempre ha sido un tema delicado. ¿Pero cómo se hará cumplir la obligación de usarla si no todos tienen la obligación de vacunarse? ¿Habrá inspectores recorriendo los cubículos con listas de los no vacunados?

Hay muchas razones por las cuales la aplicación de la orden de Biden en el lugar de trabajo no proceda sin tropiezos. Los organismos de gobierno suelen tener sus culturas singulares y sus misiones abarcan toda la gama. Es probable que los médicos de los Institutos Nacionales de Salud estén vacunados, pero algunos agentes de seguridad podrían ser renuentes a recibir una inyección antes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) le dé su aprobación definitiva.

El sindicato más grande de los trabajadores federales, la Federación Estadounidense de Empleados de Gobierno, ya ha dado aviso de que espera que todo cambio en las condiciones de trabajo sea “negociado debidamente con nuestras unidades de negociación antes de su aplicación”.

El Pentágono ha recibido la orden de estudiar cómo y cuándo las vacunas contra el COVID-19 serán obligatorias para el personal militar. Los efectivos ya reciben hasta 17 vacunas, de acuerdo con el lugar del mundo a donde los envíen.

Algunas empresas se adelantaron a Biden: por ejemplo, Google dice que la vacunación será obligatoria para sus empleados, pero la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la organización empresarial más grande del país, sostuvo que las medidas de Biden son “pasos prudentes para proteger la salud pública y nuestra recuperación económica”

Para los empleados públicos o privados, las preguntas principales tienen que ver con demostrar su estatus de vacunación y si tienen derecho a exenciones, dijo Jeff Hyman, autor y experto en reclutamiento de mano de obra.

“¿Aceptarán la palabra de la gente?”, preguntó. No existe una base de datos central de las vacunaciones.

“¿Cuáles son las exenciones?”, prosiguió. “Tiene que haber exenciones por motivos religiosos y médicos y ese asterisco será realmente importante”.

Pero un trabajador que quiere una exención religiosa, ¿deberá presentar una carta de un clérigo?

La Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC por sus siglas en inglés, un organismo federal) dice que el empleador debe proporcionar una “aceptación razonable” de motivos religiosos o médicos “que no le signifique dificultades excesivas al funcionamiento del negocio del empleador”.

Pero las empresas pueden exigir la vacunación como “condición para el empleo”, según una opinión reciente del Departamento de Justicia.

Biden corre un riesgo, dijo Hyman, pero la inacción frente al aumento de casos provocado por la agresiva variante delta no es posible.

“Es superfácil criticar esto porque sólo la visión retrospectiva le permitirá saber si tenía razón”, dijo Hyman. “No sabremos durante un tiempo si ésta fue la decisión óptima, pero al menos está haciendo algo”.

La noticia de que la economía ha superado su nivel prepandemia pone de relieve la importancia de la decisión de Biden. Nuevos brotes y cuarentenas deprimirían la contratación y la producción y darían nuevos argumentos a los republicanos en su intento de recuperar la mayoría legislativa el año entrante.

También está el delicado problema de los protocolos en el lugar de trabajo ¿Cómo será la interacción de los no vacunados con sus colegas que han recibido la inyección? ¿Habrá que dividir las unidades de trabajo?

El consultor Challenger dice que su empresa ha creado un sistema para que cada uno indique discretamente su disposición a interactuar durante el regreso a la oficina: pulseras verdes, amarillas y rojas.

Verde significa que uno acepta regresar a la situación anterior. Rojo le dice al otro que respete la distancia de dos metros. Amarillo es una situación intermedia, de que uno acepta una relación cordial, pero con cierta renuencia.

“La situación es tan novedosa que no tenemos muchos antecedentes para guiarnos”, dijo.