Es cierto, el presidente Luís Abinader no tiene oposición. Está prácticamente solo en el escenario político porque los partidos están en crisis, unos por falta de credibilidad y otros por carecer de estructuras orgánicas en todo el territorio nacional, con dirigentes desacreditados por hacer de la política un negocio para beneficio personal.
El Partido Revolucionario Moderno, con apenas cinco años de creado logró ganar las elecciones en medio de una pandemia, de una crisis económica y del declive del Partido de la Liberación Dominicana que ya tenía 16 años en el poder, anquilosado, corrompido y dividido. Fue así como el PRM quedó como la principal fuerza política del país.
El PLD realizó un Congreso para favorecer el liderazgo del ex presidente Danilo Medina que es un hombre convertido en líder por los esteroides del presupuesto nacional, pero sin formación ni estatura, hoy impedido de volver a la presidencia de la República a menos que se modifique la constitución, cosa que no ocurrirá.
La “elección” del Comité Central, del Comité Político, secretario general y presidente del partido, secuestrando la democracia, solo ha servido para crear una especie de “Bunker” para proteger a muchos dirigentes, no solo al ex mandatario, ante las acusaciones de corrupción que se incrementaran en la medida en que avancen las investigaciones. Una buena parte de esos señores estarán en el rol de audiencia de algún tribunal por corrupción.
El PLD debió renovar su cuadro dirigencial, tanto en el CC como en el CP, igual en los pueblos para poder recomponerse, recuperar su fuerza y su prestigio, rescatar el pensamiento y la práctica política de su líder y fundador, profesor Juan Bosch, al que olvidaron por más de 20 años, pero no con las mismas caras de hace 40, 30 y 20 años. el PLD, con Danilo como su jefe y “líder”, no llegará lejos. No hubo relevo, no se produjeron cambios. El futuro del PLD es muy sombrío.
El PRD y el PRSC no son ni sombra de lo que fueron. No tienen ninguna posibilidad de convertirse en partidos de masas con opción de poder. No les queda más remedio que desaparecer, más tarde o más temprano.
La Fuerza del Pueblo, que lidera Leonel Fernández, podría crecer y avanzar. Necesita tiempo, trabajo y recursos. Fernández, tiene una concepción caudillista de la política, no cede. Tratará de ser candidato nuevamente. Nadie lo enfrentará. En la Fuerza del Pueblo lo que diga Leonel es lo que va.
La izquierda desapareció o no tiene ninguna incidencia en estos momentos. Solo el empresariado está organizado y tiene poder, tanto político como económico. Y mucho. Decisivo en muchos aspectos de la vida nacional. Mientras los empresarios patrocinen las campañas electorales del país, el poder del Estado estará en sus manos.
Es dentro de ese marco que Luis Abinader navega. No hay vientos ni olas que lo amenacen. Esa es la realidad de hoy, no la de mañana. El espacio que usted no ocupe, lo llena otro. La crisis económica es un serio problema que atenta contra la estabilidad política y la paz social. Luís está sin oposición hoy, pero mañana, en un mes, dos meses, seis o en un año, pero la tendrá. Tiene que ver, como diría Peña Gómez, “detrás de la curva”. La tormenta se avecina. Hay que tomar las medidas precautorias para evitar que entre el mar con olas huracanadas. En ese sentido, es preciso organizar al PRM, fortalecerlo, dotarlo de disciplina, formación política y académica. Los perremeístas necesitan saber que el gobierno de Luis Abinader es suyo. Y para eso hay que buscarles empleos, viviendas, seguridad social, becas educativas, etc., para que lo puedan defender con uñas y dientes.
El PRM no puede ser un proyecto de Luís Abinader, debe ser un proyecto del pueblo y para el pueblo, no de cuatro años, ni de ocho, tiene que ser de mucho tiempo con un plan macro de los cambios y transformaciones que pretende para impulsar el desarrollo nacional en materia de salud, educación, empleo, viviendas, energía eléctrica, etc., etc., etc. En el PRM hay mucho por hacer si no quiere terminar como el Titanic.
Por JUAN T H