Isabel Bonilla agradece artículo Costaverdedr.com; confirma se va tranquila del TC “porque siempre voté conforme a mi ideal de justicia”

Río San Juan.- La doctora Isabel Bonilla, quien recién cesó en sus funciones como magistrada del Tribunal Constitucional, reaccionó agradecida por el artículo titulado “El paso de Isabel por el TC, 9 de años de entereza y un legado de amor”, que bajo la firma de Vladimir Alonzo publicara Costaverdedr.com este lunes sobre su paso por esa alta corte.

En una misiva echa llegar a este medio, Bonilla, “rionsanjuanera de pura cepa”, entre otras cosas confirma que se retira tranquila, “porque siempre voté conforme a mis convicciones respecto a mi ideal de la justicia constitucional para reinvindicación de los derechos fundamentales conculcados más allá de los intereses involucrados… fui una jueza activista en favor de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres”.

No te extrañes de que te escriba, es lo menos que puedo hacer después de leer el artículo con el que describes mi paso por el Tribunal Constitucional.

Agradezco en lo más profundo de mi corazón los conceptos emitidos y comparto algunos, sobre todo el que me retiro tranquila, porque siempre voté conforme a mis convicciones respecto a mi ideal de la justicia constitucional para reinvindicación de los derechos fundamentales conculcados más allá de los intereses involucrados; que me rodee de un equipo de profesionales y amigos en los que deposité mi entera confianza, correspondida con lealtad, discreción y entrega.

Así como dices, fui una jueza activista en favor de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, una filosofía de vida inculcada por mi padre, un machista defensor de los derechos de sus hijas, a las que reconocía el derecho a exigir ser tratadas en un plano de igualdad y respeto.

Tienes razón, me voy tranquila porque en mi rol de funcionaria pública siempre me he esforzado en ser un agente de cambio, dejar pequeños pasos que otros podrán seguir para mejorar y consolidar el estado de derecho y el sistema democrático, estoy clara que los cargos son pasajeros y una vez ejercidos vuelvo a ser lo que en esencia soy y seré: Gagary, la hija de Nani y nieta de Cira, del barrio Las Flores de nuestro querido Río San Juan.

Así es mi querido Vladimir, que al despedirme del Tribunal Constitucional doy gracias por la oportunidad de vivir esta experiencia, a Dios por otorgarme ese privilegio, al Consejo Nacional de la Magistratura que por votación unánime me distinguió con su confianza, a los servidores constitucionales porque siempre me sentí acogida por su calidez humana y a mi equipo del despacho por compartir conmigo una visión garantista, social e independiente de nuestro ejercicio y por tolerar mis debilidades; en la ocasión aproveché para pedir perdón si en mi gestión pude lastimar a alguien, herir sus sentimientos o truncar sus sueños y expectativas, pero créeme, ninguna función está exenta de medidas dolorosas en cumplimiento de los objetivos perseguidos.

Tuve el honor de tener en mi despacho una de las mentes más brillantes y de inteligencia más preclaras de nuestro pueblo, tu amigo, el abogado al que Luis Estrella auguró una carrera exitosa -y tenía razón-

Ahora estás en pleno desarrollo y en la senda del relevo jurídico moderno, tecnológico y desafiante en la defensa de los derechos de tercera y cuarta generación, ya sea desde el ejercicio del derecho o como jueces de las Altas Cortes. Entonces, los retirados de hoy y los de mañana, sonreiremos complacidos de haber lidereado para el relevo, porque esa es la misión de nuestra generación.

No desvíes el camino, querido amigo, la madurez te reserva el gran destino de aquellos conscientes que el talento nunca es suficiente, se necesita tesón, perseverancia, principios y valores que nos sostengan  cuando el desaliento y la frustración amenazan nuestro esfuerzo por llegar hasta el final del camino y volver a iniciar el recorrido en pos de nuevas conquistas .

Te deseo lo mejor y gracias del alma por este hermoso gesto que valoro en lo más profundo de mi alma,

Un abrazo,

Isabel Bonilla