Luis Abinader habló a la nación y lo hizo con suficiente valor y coraje, esperemos que sus planteamientos nos saquen a camino.
Aunque el país estaba a la expectativa de que el presidente Luis Abinader en su discurso se iba a referir a su propuesta de Ley de Presupuesto para el 2021 y sobre todo, a los cuestionados impuestos que esta contenía, sus ataques a la pasada gestión de Danilo Medina sorprendieron a muchos.
Sin dudas que los errores cometidos por sus estrategas políticos y funcionarios vinculados al tema presupuestario, habían colocado al joven gobierno a la defensiva y los ataques de sus adversarios no fueron mayores, porque su principal opositor, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tiene a su liderazgo pendiendo de un hilito para caer en la cárcel.
Por eso, los primeros minutos de su bien ponderado discurso, los dedicó a denunciar, una vez más, las posibles estafas y constantes saqueos a que sometió la pasada administración, el erario nacional.
Tuvo primero que noquear al peledeísmo, que parecía animarse con los errores presupuestarios del Gobierno para poder referirse a su plan original, recoger su propuesta de Ley de Presupuesto, aguijoneada ferozmente, no por sus opositores, sino por el país, que dio muestra de que no está dormido.
Se dio cuenta el Presidente Abinader, que aunque las denuncias contra la corrupción son graciosas, los nuevos impuestos contenidos en su proyecto de Presupuesto, laceraban sus ya estropeados bolsillos.
Aun así, el mandatario mostraba su incomodidad, pues debió ser duro para él, retirar su primera propuesta de Ley de Gastos Públicos, hecho que no agradecería a sus expertos.
Su estrategia discursiva al parecer surgió los efectos esperados, bajó la tensión creada por su propio error en el manejo del proyecto presupuestario y avivó los deseos del pueblo dominicano que quiere castigo para los corruptos de la pasada administración.
Para los que tenían dudas de su energía, don de mando y liderazgo comprometido con su proyecto y partido, Abinader debió dejarles claro que llegó al Palacio Nacional a gobernar con la autoridad que merece el mandato depositado por el pueblo el pasado 5 de julio.
Solución con deudas
El escape a esta equivocación impositiva del Gobierno lució acertada, pues elimina del escenario político los nuevos gravámenes solicitados en la Ley, pero la solución no es un maná caído del cielo.
El Presidente explicó el acuerdo de su Gobierno, el sector financiero y la empresa minera Barrick Gold que permitirá adelantos en el pago de sus impuestos, para tapar hoyos en los fondos estatales para finales de este año y comienzo del 2021.
Esta acción en realidad es una “especie de ayuda” que sólo nos sirve para atender esta emergencia, pues no podremos obtener nuevamente esos recursos en fechas programadas.
Toca ahora al Gobierno y sus funcionarios más destacados pensar en agilizar la aplicación de la parte política del discurso, recuperar el dinero robado por la corrupción e irlo incorporando a los fondos del Estado.
De hecho, el frenar gastos innecesarios en el Gobierno, eliminar o reducir nóminas de instituciones inservibles y desechar algunos privilegios, ayudarán, pero no serán suficientes para llenar el vacío dejado en las “arcas del Estado”.
Mencionar posibles fuentes de recuperación de dinero estafado, como los 40,000 millones de pesos del pago a empresas con dineros no presupuestados o los 11,500 millones de pesos gastados en asfalto caliente sin el debido proceso de licitación, ya es un paso importante.
Y si para esos fines se contratan abogados calificados como anunció el Presidente, podría aliviar esta carga abusiva que lleva en sus hombros el pueblo dominicano.