Por Luz María Fernández Gil.
Ética es una disciplina de la Filosofía que se basa en el estudio científico y filosófico de la moral y las obligaciones del hombre. Se enfoca a llevarnos a reflexionar de forma critica y racional sobre las normas morales, las mismas nos dicen la manera de comportarnos en la sociedad. Con el fin de comprobar la validez y de legitimizar la normatividad moral (Pérez y Velasco 2007). ,
Es muy importante decir que el profesional de la educación no solo tiene por función transmitir y crear conocimientos, sino que su labor educadora debe ir más allá y orientarse hacia la responsabilidad ineludible de la formación moral y ética del alumno.
Los principios y normas de la ética le dice al docente que no sólo debe ejercer su trabajo, sino que debe ejercerlo muy bien.
El objeto de la ética profesional es mucho más amplio de lo que comúnmente se supone. No es otra cosa que preguntarse como docente, profesor, pedagogo, licenciado, frente a sus alumnos, a la sociedad y al país
«¿estoy haciendo con mi trabajo lo que glorifica a Jehová y edifica a mis alumnos?
a)- Cualidades personales: Cuidar su estado de salud en general, los buenos hábitos de higiene, la buena presentación en el vestir, así como la armónica y discreta ejecución de los movimientos corporales, debe desarrollar su actividad con agradable personalidad, elocuencia en el timbre de voz, en los ademanes, en el gesto, en la mirada, en el andar, en el reposar y aún en el silencio.
El vestuario discreto, sencillo, adecuado según la actividad, la estación y la ocasión, pero siempre nítidamente limpio y arreglado, es una condición necesaria para el buen ejercicio profesional del docente.
La alegría y el buen humor son cualidades sumamente imprescindibles para el docente
Talento natural: lo que se necesita es de naturalidad, es decir que actúe espontáneamente como individuo normal, que evite las actuaciones y actitudes teatrales, que tenga equilibrio emocional, muy importante esto para fomentar un clima adecuado.
Originalidad: es la capacidad para crear y producir cosas nuevas, sobre todo en situaciones difíciles.
Tolerancia, paciencia, justicia, firmeza y consecuencia: El docente que no es capaz de ser tolerante, paciente y justo es además inconsecuente. Solo la firmeza de carácter, acompañada de grandeza de espíritu, le permite cierta bondad sin exceso, imparcial sin ser grosero e inflexible.
Responsabilidad: Como educadores deben ser primeramente responsables y exigir esta cualidad a los alumnos y colegas.
Cualidades morales: No se puede concebir la existencia de un docente sin la suficiente solvencia moral.
Sin no hay una solvencia moral; con qué autoridad, seguridad personal y tranquilidad emocional puede dirigirse un docente a sus alumnos demandando probidad, honradez, justicia, sinceridad, austeridad y en general, buena conducta de acuerdo con las normas morales dictadas por el Estado, la Iglesia, la institución y la comunidad del que es parte, si el mismo no es exponente del mejor ejemplo.
Si actúa de manera contraria a los principios que pregona, carecerá de todo crédito y prestigio profesional y no lograra de parte de sus alumnos, ser oídos ni entendido solo ofrecerá confusión.
c)- Cualidades profesionales El maestro no solo debe saber cabalmente la disciplina que imparte, sino que además debe conocer los métodos, procedimientos y materiales de enseñanza
La vocación o compromiso profesional, debe evidenciarse; un profesor efectivo es aquel docente que presenta comportamientos positivos.
Factores Directos
Entre los factores directos de los profesores efectivos, los que parecen más relevantes son el clima grupal que se desarrolla en la sala de clases y el liderazgo académico.
a)- Clima grupal;
Es característica de un profesor eficaz la creación de ambiente propicio, o clima grupal, para el aprendizaje.
Este se caracterizaría por ser un ambiente de orden, con reglas que son aprendidas y seguidas por los estudiantes.
La creación de un ambiente de trabajo: la compenetración, simultaneidad (sin perder por ello la autoridad que tiene en el curso)
La creación de un clima afectivo: manutención de un trato personal con los alumnos, estando siempre atentos a sus reacciones; una interpelación cariñosa, cordial, y coloquial, dirigiéndose a cada alumno por su nombre, expresándoles confianza y apoyándolos positivamente; la capacidad de mantener la disciplina haciéndose respetar por su propia presencia, sin dejar de ser una persona cercana y cordial; la consideración por los alumnos, el reconocimiento de los propios errores; y, finalmente, la aceptación del humor en los alumnos.
b)- Liderazgo académico
Buen uso del tiempo
Desarrollo de la autonomía en los alumnos
Formar personas capaces de pensar por sí mismas, de actuar por convicción personal, de tener un sentido crítico, de asumir responsabilidades requiere reconocer sus capacidades para asumir los valores, actitudes, normas que le trasmiten los diferentes
Se trata de favorecer el desarrollo de una conciencia moral autónoma,
La vida escolar requiere un trabajo permanente alrededor de un proyecto ético
Nos exige:
Reflexión sobre nuestras acciones, a fin de desarticular todas las formas que puedan provocar violencia y atropello, para construir nuevas relaciones sociales de cuidado, buen trato, compasión, solidaridad, diálogo, respeto, empatía, dulzura, formas de relacionarse en la escuela sean testimonio constante de relaciones hermanas.
Valores como el respeto mutuo, la cooperación, la reciprocidad, la equidad, la libertad, la solidaridad, la democracia, el sentido de la responsabilidad y cuidado de uno mismo, de los otros, de la naturaleza.
Fines:
La lucha contra la doble moral que separa y coloca en oposición lo que se dice y lo que se hace
En el aula la maestra o el maestro, encontrarán la más diversa variedad: unos alumnos tímidos, otros extrovertidos, unos líderes, otros sumisos, unos ávidos de conocimiento, otros apáticos, unos agresivos, otros condescendientes, unos colaboradores, otros independientes.
Estará el que no quiere a la profesora, la que llega forzada a la escuela, el que llega feliz, el que no se expresa, la que quiere ser modelo, el que se opone a todo, la sociable, el que se apega a la profesora, el que impone el desorden, los que forman pandilla, en fin una especie de microcosmos rico y complejo.
Y es en esa amplia gama de manifestaciones que se configura uno u otro clima moral en la institución. Y es también a partir de él que se tendrá que pensar la propuesta formativa.
El profesional, sin importar su campo de acción, debe poseer un conjunto de características y potencialidades tales como: