La Depresión en niños

¡¿Qué un niño se deprime?! Uhmmm; ¡Mentira!, eso es manipulación…

Escuchar este tipo de argumentos, me hace pensar en el riesgo que corren nuestros niños ante las especulaciones y Pseudo-diagnósticos que algunas personas realizan abusando de sus limitados conocimientos y de la confianza que el receptor le presta. Esta tendencia establecer como verdades apreciaciones personales avaladas por experiencias aisladas, es enmarcar dentro de generalizaciones casos particulares que ameritan la consideración de las diferencias individuales. Esta práctica puede ser funesta, pues no evidenciamos cada día como ha incrementado el índice de suicidio en niños y adolescentes, que pueden estar vinculados a cuadros depresivos ignorados o mal manejados.

Lamentablemente, si está demostrado y diagnosticado en diferentes escalas la depresión en niños. La pregunta sería como diferenciar la depresión de la manipulación, para no pecar de abuso de percepción y exponer la vida del infante a riesgo por un juicio cómodo de los adultos que le rodean.

1- No Ignorar

La biblia hace referencia de que un pueblo puede perecer por falta de conocimiento.

  • El no reconocer los síntomas o señales que da el infante podría confundir a los padres o tutores.
  • El no compartir tiempo con ellos, por un sobreinvolucramiento laboral pudiera privar a los padres de la información real de los síntomas, viciados por las opiniones de quienes quedan a cargo.
  • También negarse a darle un abordaje terapéutico, sugerido por la escuela, la iglesia o el médico, creyendo sólo en otras posibles causas, hace alusión a la ignorancia.

Como pastora, quiero abrir un paréntesis grade, pues creo que hay influencias espirituales, de herencia generacional y puertas abiertas que bien deben ser un factor relevante en la investigación de la sintomatología de la depresión y una condición tratada para la sanidad espiritual del individuo, en este caso entiéndase la vida del niño. Este abordaje espiritual en infantes, debe hacerse con sabiduría, pues va más dirigido a los padres que a los niños mismos

Me explico, la persona que ministra la sanidad espiritual cuando aborda un caso infantil, con quien primero debe trabajar la sanidad y la liberación es con los padres o con el sistema familiar del niño; esto propiciará por efecto de transferencia y movimientos de fondo y forma en el sistema familiar y en la sanidad del infante. Se debe tener cuidado en practicar las sanidades y liberaciones con niños de maneras inadecuadas, pues más que sanar se corre el riesgo de complicar el cuadro, posicionando el niño/a como un chico expiatorio que carga todo el peso de un contexto del que no tiene conciencia , ni dominio para promover cambios. Jesús modeló, abordajes de niños y adolescentes; y siempre encontramos que los padres eran los que acudían en busca de la ayuda y de una u otra manera, El Maestro primero abordaba la condición de los padres solicitantes con movimientos que generaban la sanidad; hago este énfasis porque creo que los niños como todos los individuos son ente Biopsicosociales pero también espirituales, no descartemos la connotación Biopsicoespiritual que poseemos.

2- Asistirse de ayudas pertinentes

En el diagnóstico de la depresión en niños, se debe considerar la posibilidad de que el cuadro sea: Somático, Psicológico o Psicosomático. Gracias a Dios, él nos ha dado la ciencia; resaltó está verdad con una cita bíblica:

“Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios” Proverbios 2:6

El interés que me mueve es motivar, a que no se haga resistencia a realizar los procesos; hay que renunciar a la negación de recibir la ayuda de la ciencia.

Hay casos de depresión cuya causa es orgánica y amerita medicación. En el caso de los niños, considero y recomiendo que en sabiduría, no se debe privar a los mismos de ella con excusas de que le generará fármaco-dependencia; ¡Por favor, crezcamos! Es una utopía, la idea de no ser dependientes, de algo que nos beneficie, no se trata de ser adictos patológicos.

Por otra parte, entiendo que los factores socio-económicos muchas veces afectan a las familias para sostener un tratamiento con medicación y en tales casos me atrevo a pedir por un milagro o salida a la situación, más no concibo que por incredulidad u orgullo, no aceptemos un recurso que viene de Dios. En cuanto dependa de nosotros, escoger la vida siempre será la respuesta atinada y estar bajo medicación, puede ser una salida a una condición que posteriormente cuando el infante crezca y se haga adolescente o adulto podría intentar con terapias funcionales o alternativas. Con esto, no quiero decir que toda depresión debe ser abordada con medicamentos, hago éste énfasis, para que, en caso de ser necesario, no prive a su niño del beneficio de un tratamiento adecuado.

He dejado entendido que existen terapias funcionales o alternativas, estas pueden ser: Terapias familiares, cognitivas, de juego; por mencionar algunas y al bien implementarse pueden ayudar a superar el cuadro de la depresión. No pretendo presentar aquí todo lo concerniente a la depresión en niños, sino concienciar un poco alrededor de esta realidad, como un pie de amigo/a, que ayude a alguien que observe en algún infante cercano las siguientes conductas depresivas avaladas por los manuales de diagnósticos reconocidos, tales como:

  • Pérdida del interés en el juego.
  • Comunicación pobre.
  • Aburrimiento y cansancio con facilidad.
  • Queja de dolores constantes.
  • Trastorno del sueño (Duerme poco o mucho).
  • Trastorno alimenticio (Come mucho o poco).
  • Regresión (Se comporta como un niño más pequeño).
  • Elección de finales tristes para sus cuentos o representaciones (Dibujos o esculturas).
  • Permanente irritabilidad.
  • Alta sensibilidad al rechazo o fracaso.
  • Aislamiento de los amigos.
  • Presentación de menos energía o concentración.
  • Alusión de suicidio (Habla de morir o quitarse la vida).
  • Planificación de huida (Habla de escaparse de la casa).
  • Tristeza continúa.
  • Baja autoestima.
  • Psicosomátizaciones: Cuadros de enfermedad física, sin causa orgánica, como la Alopecia, caída del cabello, asma, entre otros.

Cabe resaltar que la depresión es una enfermedad multicausal y también la pueden padecer los bebés.

Finalmente, como respuesta a la inquietud de diferenciar un cuadro depresivo al de una manipulación barata, puedo afirmar que está radica en la durabilidad o permanencia del síntoma o conducta; por lo general, si un síntoma permanece  de tres a cuatro semanas constante es casi inequívoco, que puede haber un cuadro depresivo, pero la verdad, yo no me jugaría ese dado, ponderando si de pronto he ignorado el comportamiento anterior, por ausencia u otra causa, preferiría hacer caso de los síntomas y agotar el proceso que personalmente practico, ¿Lo quieres saber? Aquí les comparto lo que haría por uno de los míos:

  1. Hago oración y busco orientación fidedigna.
  2. Consulto su médico para descartar o validar un cuadro orgánico o condición física. Si es necesario, consultar otros especialistas pongo diligencia en ello.
  3. De no ser un cuadro físico, consulto con un terapeuta clínico infantil, para una evaluación diagnostica y un abordaje terapéutico apropiado.
  4. No me resisto al tratamiento y lo llevo a cabo con responsabilidad.
  5. Añado a la responsabilidad, Fe. Me mantengo positiva, creyendo que Dios usará los terapeutas y los sorprenderá con una evolución sorprendente del caso.
  6. Tomo medidas para sanear mi sistema familiar, haciendo profilaxis; no hay que esperar un problema para asistir a una sesión de abordaje familiar, el mantenimiento se vale.

¡Shhh!, Les comparto un secreto:

Hay tanto maltrato al tema que a veces la gente escoge llevar al niño a hacerle ensalmes, baños, trabajos de las llamadas pseudociencia sólo por no admitir que su hijo está en manos de un Psicólogo, ¡Líbranos Dios!

No nos descuidemos, las personas sabias, acogen consejos. Amemos nuestros niños. No pequemos de ligeros.

Cerca, Lejos y Siempre, en la luz del Reino
Beris Castellanos