“Agradezco a mis padres hoy en día lo que soy”

En 1990, el doctor Ureña Velásquez realizó la especialidad en Medina Interna y Cardiología en el Hospital Monte Sinaí

Una de las mayores satisfacciones que ha tenido el doctor Pedro Ureña Velásquez fue cuando en una jornada médica en un campo cerca de Moca, tuvo como voluntario a un “muchachito” de 16 años, al cual habían operado cuando era un bebé, a través de la Fundación Heart Care Dominicana. De sus logros, afirma que la fundación ha sido la número uno, seguido del orgullo de haber podido demostrar, en muchas ocasiones, que “podemos hacer una medicina de tanta calidad como el país de más alto nivel”.

Ureña Velásquez, quien lleva doce años en MedicalNet, está casado desde hace 26 años con Ana María de Ureña, a quien conoció cuando cursaba la especialidad en Miami. De su matrimonio nacieron María Alejandra y Ana Paula. Su hija mayor, María Teresa es fruto de su primera relación.

1. Núcleo familiar
Nací en Santiago, me crié en una familia tradicional, somos seis hermanos, mi padre, Gilberto Ureña era comerciante, está retirado, dedicado a su finca. Mi madre, Milagros Velásquez, ama de casa, vive al lado de mi casa, trato de verla lo más que pueda, nos tomamos un café y compartimos. Mis padres son un ejemplo a seguir, siempre se ocuparon de que sus seis hijos nos hiciéramos profesionales, siempre fueron extremadamente responsables, muy promulgadores de la unión familiar. Somos una familia muy unida, vivimos prácticamente juntos, somos vecinos cuatro de los seis hermanos”.

2. Estudios primarios
Mis estudios primarios los realicé en el Colegio La Salle de Santiago, luego pasé al Colegio Padre Fortín, eran colegios católicos, con mucha disciplina, la cual agradezco, porque nos enseñó responsabilidad, higiene personal, valores muy importantes para mi desarrollo personal y profesional. En 1976, nos fuimos a vivir a Estados Unido, tenía ocho años, pasé a estudiar en la escuela pública PS 173, en Nueva York, eso fue un choque extremadamente grande para mí, que venía de una disciplina rural en Santiago, con mucho orden. En esa escuela era todo lo contrario, era un tremendo desorden, los niños peleaban mucho, los profesores ni siquiera intervenían, no había disciplina, algo fundamental que forma a las personas desde su niñez. Lamentablemente, muchos de esos jovencitos que eran mis compañeros no terminaron bien, creo que gran parte era por ese medio que los desviaba desde muy temprana edad. Creo que mis padres se asustaron de ese ambiente, a los dos años regresamos al país, vinimos a la capital, me inscribieron en el Centro Educativo Los Prados (CELP), teníamos una directora, que en paz descanse, Nilda Matos, que fue como una segunda madre, se involucraba mucho con los estudiantes, les daba seguimiento personalizado”.

3. Influencia
Creo que mi tendencia en la medicina se consolidó en el bachillerato, el doctor Luis Velásquez, primo de mi mamá fue una figura que mencionábamos mucho en la familia. Pero creo que quienes me motivaron más que nada fueron mis pediatras, siempre recuerdo en Santiago al doctor Abreu, como era asmático, mi mamá amanecía conmigo en el hospital, tenía seis años, era impresionante como ese doctor me mejoraba con una inyección o cuando llegaron los nebulizadores, con un par de bombazos sentí un gran alivio. Aunque no puedo decir que eso definió que fuera médico, no hay dudas de que esa sensación de alivio, de bienestar que sentía como paciente, que sentía mi familia, mi mamá, la pobre, que a veces lloraba por las crisis que hacía, definitivamente me impactó. Creo que el doctor fue una figura importante, y sobre todo el respeto que inspiraba por el trato que tenía con los pacientes”.

4. Graduación
Me gradué en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) como Doctor en Medicina, Magna Cum Laude, en 1988. Recuerdo que cuando estaba en la universidad, a mi papá no le estaba yendo bien en los negocios, entonces tuvimos el apoyo de mi abuelo paterno, Demetrio Ureña, que en paz descanse, quien siempre estaba pendiente de que nos hiciéramos profesionales. Le agradezco y les debo a ellos lo que soy. Papá Demetrio era un hombre de campo, muy trabajador, todavía a sus más de 90 años se levantaba temprano para ir a su finca, que aunque no llegó a una escolaridad alta, tenía mucha sabiduría, me dejó una enseñanza que todavía sigo en cuanto a responsabilidad, al poder de la palabra, al trabajo, a la familia. Papa Demetrio fue un abuelo que quería mucho y al que recuerdo todos los días”.

5. Cardiología
Me motivé hacia la cardiología cuando aún era estudiante, decía que era quizás la rama que más aspectos de la medicina embarcaba como la farmacológica, fisiopatológica, anatómica y de procedimiento. También, lo atribuyo al doctor Cuello Mainardi, en paz descanse, que tenía un programa en Corazones Unidos, siendo estudiante, me permitía entrar a las cirugías de corazón. Recuerdo a los cirujanos Elías, Hernán Cruz y Reinaldo Vargas, había que ver todo lo que involucraba una operación de corazón, la complejidad que esto llevaba, el cuidado postoperatorio me inclinaron en la balanza muy a favor de ser cardiólogo”.

6. Pasantía
Hice una pasantía rural de seis meses en la comunidad de Los Cacos, San Cristóbal, vivíamos en una comunidad sumamente rural, entre campesinos, sin la comodidad de la vida moderna. Allí pudimos palpar la realidad del campesino, la pobreza, las carencias médicas, como grupo, hicimos una biblioteca, campañas de alfabetización, un equipo de basquetbol, pudimos sentir que se podía hacer la diferencia. Esa fue una experiencia aleccionadora que me marcó mucho. Agradezco al INTEC por tener ese programa, a veces, el estudiante de medicina sale de la carrera con la idea de que en el país no hay futuro, creo que ese tipo de enseñanza, cambia un poquito ese parecer, depende de nosotros cambiar las cosas, trabajando en pos de la comunidad, no hay una nación grande que se haya hecho en base a extranjeros, las naciones se hacen en base a sus nacionales que se comprometen a mejorarla”.

7. Especialidad
En 1990 hice la especialidad en Medicina Interna y Cardiología en el Hospital Monte Sinaí, Miami, Florida, luego hice una subespecialidad en Cardiointervencional en la Universidad de Brown, venía de una pasantía rural en un batey, de un país donde se hacía una medicina muy diferente a como se practicaba en países desarrollados, donde la brecha tecnológica era tremenda, todo computarizado, fue un reto muy importante, me decía, Dios mío, cómo me adaptaré a esto, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para compensar las deficiencias que quizás traía, no de conocimiento, necesariamente, pero sí de posición en una medicina de alto nivel. Digo esto con mucha satisfacción, el esfuerzo paga, fui escogido residente del año ese primer año, dentro de 15 residentes, donde todos venían del sistema, y yo de fuera del sistema, eso fue quizás uno de los primeros ejemplos muy temprano en mi carrera, en mi formación… Tuve muy buenos propuestas para quedarme en Estados Unidos, pero sentía el deseo de regresar a ver que podía hacer por mi país”.

8. Fundación Heart Care
La fundación, la cual presido surgió en 2000, se fundó después que vine al país, donde apenas se daban los primeros pasos en algunos procedimientos, pero en lo relacionado a la cardiología pediátrica no se hacía gran cosa, la mayoría de los niños eran llevados fuera del país. Recuerdo que un amigo, José Norberto, residente de cirugía en Ohio State, llevaba a cabo un programa en Guatemala, donde médicos cirujanos iban a ese país a operar. Quico, como le decimos, estaba buscando otro país para llevar el programa, luego de tocar muchas puertas, sin obtener respuesta, se acercó a mí, le dije que había un grupo que estaba dispuesto a operar niños, empezamos este programa en el Hospital Plaza de la Salud, luego de muchas reuniones y peticiones, el primer año se operaron 42 niños del corazón en dos semanas, algo sin precedentes en nuestro país. A partir de ahí, el programa se fue desarrollando, venían dos veces al año un grupo de cirujanos, enfermeras, técnicos a operar, al mismo tiempo entrenaban al personal local. Fue una experiencia tremenda, realizamos jornadas para personas de escasos recursos en comunidades rurales, donde identificamos a los que necesitan procedimientos, hoy en día, gracias a Dios en el país se opera con bastante regularidad, tenemos 19 años trabajando de manera continua, sin fines de lucro y con un gran sentimiento de humanismo”.

9. Grata experiencia
Soy director médico de Medicina Cardiovascular Asociada (MCA), siempre digo que somos quizás un concepto muy innovador en el país, porque por primera vez hicimos un grupo con especialistas dentro de la cardiología, nos unimos 15 cardiólogos, entre los cuales hay cirujanos cardiovasculares, cardiopediatra, cardioclinicos, intervencionistas, trabajamos con una unidad muy enfocada en lo que es la excelencia médica, donde la parte académica es una parte importante. Tengo el honor de dirigir este grupo médico, hasta hora puedo decir que la satisfacción ha sido muy grande, porque hemos podido contar con un equipo de personas con ese sentir de la excelencia, pero con algo que también nos caracteriza, que es un sentido social muy alto. Tuve el privilegio de presidir el primer capítulo dominicano del Colegio Americano de Cardiología (ACC). Fue el primero que se formó en el país, durante ese tiempo tuve la oportunidad de interactuar con los residentes de cardiología, conseguir que los cardiólogos tuvieran acceso a los privilegios del Colegio Dominicano de Cardiología, como acceso a Internet, a las publicaciones… Hicimos un programa que se realizó de manera regular con residencia en cardiología, dictábamos conferencias, interactuábamos en casos interesantes, concluíamos con un congreso, en el que participaban las principales autoridades del Colegio Dominicano de Cardiología del país. Una experiencia muy bonita, que me permitió interactuar con diferentes líderes de opinión a nivel internacional, donde pudimos poner al país en la mira internacional haciendo una medicina de calidad, una cardiología de la cual podemos sentirnos orgullosos”.

10. Docente
Durante muchos años fui director del Departamento de Cardiología de CEDIMAT, allí teníamos un programa de pasantías, siempre fui muy dedicado a la investigación, muchos de estos jóvenes se presentaban en congresos nacionales e internacionales, muchos de ellos ganaron concurso, tuve una experiencia muy bonita, fue una gran enseñanza durante mi rotación por esa institución. Actualmente la MCA tiene un programa de pasantía, a través del cual escogemos a ocho pasantes todos los años, los entrenamos en cuanto a investigación, en cardiología clínica, tratamos de que se preparen lo mejor posible para que hagan una buena especialidad. En la MCA, también hacemos jornadas de educación en diferentes universidades, el año pasado la hicimos en INTEC, en UNIBE y PUCMM, este año vamos a hacer lo mismo. Soy partícipe en muchas conferencias y congresos locales e internacionales, eso siempre ha sido algo que me apasiona, al igual que la investigación, dentro de lo posible, trato de balancear una práctica privada muy ocupada con mantenerme siempre al día en eses temas.

Los 4 fantásticos

En la universidad formamos un grupo los doctores Freddy Madera, Ricardo Espaillat, Alba Reyes, Luis y yo, siempre estudiábamos juntos, éramos extremadamente competitivos para ver quien sacaba las mejores notas, nos matábamos para vencernos unos a otros. En la universidad nos apodaron Los 4 Fantásticos, fue una época muy bonita, nos involucramos en los hospital desde las primeras clases de medicina, íbamos al Darío Contreras, donde había un residente de neurocirugía que nos permitía amanecer con él, ahí aprendíamos a suturar, veíamos a los accidentados, fue una época muy bonita, era como el despertar a una carrera que tenía tanto reto, pero al mismo tiempo descubrimiento.
En el Darío pudimos ver las precariedades que tenía nuestro sistema de salud, era muy patético para mí ver lo que pasaba en la emergencia, 1984-85, donde no había de nada, pero al mismo tiempo fue una tremenda enseñanza. INTEC fue mi alma mater, siempre agradezco ese sentido nacional que nos dieron, que siempre se caracterizó por esforzarnos para que viéramos tempranamente la realidad, que entendiéramos que podíamos hacer la diferencia. Mis años de medicina los recuerdo con mucha nostalgia, siento que fue una de las mejores épocas de mi vida.

Entendimiento
En el Darío pudimos ver las precariedades que tenía nuestro sistema de salud, era muy patético ver lo que pasaba en la emergencia”.

Enseñanza
El doctor Cuello Mainardi, Corazones Unidos apenas empezaba, como estudiante, me permitía entrar al quirófano a las cirugías de corazón”.

Modelo
Mis padres son un ejemplo a seguir, siempre fueron extremadamente responsables y promulgadores de la unión familiar”.