El arquitecto que construyó esta obra, inaugurada el 11 de julio de 1996, sugirió a los habitantes del Gran Santo Domingo aprovechar esta área verde
Un pequeño árbol de unos 35 centímetros rescatado de las zonas afectadas por los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, da la bienvenida en la Puerta 5 del Parque Mirador del Norte, el pulmón verde más grande del Gran Santo Domingo y la parte céntrica del Cinturón Verde.
Esta planta, llamada aogiri, constituye el monumento Domínico-Japonés por la Paz. Fue donada en el 2000 por una misión de Japón en República Dominicana, y representa una de las zonas más preciadas de este Parque, el cual procura recuperar su viveza en medio de un proceso de remozamiento iniciado el año pasado, y que contempla la renovación de esta área.
Aunque se le brinda mantenimiento continúo al espacio que alberga la planta, las autoridades pretenden brindándole mayor protección mediante una cerca. Recientemente se hizo un levantamiento para esos fines, “buscando que en el futuro las personas visiten el árbol con más frecuencia después de su remozamiento, para que puedan verlo como parte de la historia”, expresa Severiano Tejeda Lorenzo, encargado del área de Educación y quien por más de diez años ha trabajado en esta institución.
Los trabajos para darle un nuevo rostro al Mirador consisten, además, en el cambio y pintura de toda la valla perimetral, la renovación de la pintura de la infraestructura completa, la adecuación y acondicionamiento del área verde y el ornamento de los espacios de esparcimiento familiar.
Otra de las áreas que está siendo intervenida es el famoso puente sobre la Laguna Yaguasa, uno de los puntos más reconocidos de todo el parque, porque es utilizado para fotografías y excursiones en bote.
“El puente actualmente está cerrado, porque ha sido sometido a un proceso de remodelación, ya que sabemos la importancia que tiene para la mayoría de las personas que son visitan, sobre todo para aquellos que lo prefieren para tomarse sus fotografías de ocasiones especiales”, cuenta Tejeda Lorenzo.
De acuerdo con este representante de la entidad, el embellecimiento de toda la infraestructura no ha progresado más rápido debido a que en febrero de este año fue designado otro titular del Mirador, llamada Raquel Hernández, quien sustituye en el cargo a Leandro González.
Aunque la iniciativa de restaurar gran parte de las obras del Parque fue de González, “la actual directora también tiene muchas ideas interesantes que pretenden darle un nuevo aire a todo esto”, dice.
Inaugurado el 11 de julio de 1996, a un costo de más de 40 millones de pesos, este parque limita al Norte por la avenida Mirador Norte, al Sur por el río Isabela, al Este por la avenida Hermanas Mirabal, y al Oeste por la avenida Jacobo Majluta.
El Parque Mirador del Norte, construido por Rafael Tomás Hernández Ramos, alberga una variedad de fauna y flora extensa y única, a pesar de que su potencial como reserva ecológica no ha sido explotada al máximo, esencialmente por la falta de presupuesto, apunta Tejeda Lorenzo, quien señala que la ubicación también constituye una barrera, ya que está enclavado en una zona cuyo derredor no es tan poblado como otros grandes parques de la Ciudad, repercutiendo en la cantidad de visitas que recibe.
“Sin embargo, en estos últimos cuatro años podemos decir que la cantidad de personas que llega al parque se ha mantenido constante. Aprovechan para hacer ejercicio, pero más que todo para disfrutar de los demás espacios que tenemos y las actividades que realizamos”, informa.
El parque, con más de cuatrocientas hectáreas, es decir, más de 6,300 tareas, tiene casi un 80% de su superficie ocupada por bosques de galería o ribereños y bosques húmedos al pie y encima de las colinas que conforman el área del Río Isabela.
Dispone de 6 puertas para acceder. Cada una posee una cafetería, que también estarán siendo remozadas, debido a su deterioro.
Otro espacio para comer también es el restaurante La Cotorra, desde donde se puede apreciar gran parte del parque, especialmente la laguna, así como varios de los monumentos, la diversidad de árboles y animales.
Insta a población a aprovechar el Mirador
El arquitecto Rafael Tomás Hernández Ramos, quien construyó el parque, considera que la comunidad debe integrarse a la preservación de “esta gran reserva verde con la que todavía cuenta la ciudad”.
“Los alrededores del parque han estado sufriendo una transformación en cuanto a las viviendas que se están realizando, y eso es perfecto, porque así habrá más gente que disfrute de todo lo que el Mirador puede ofrecer”, indica.