Alan García recibe multitudinaria despedida final acompañado por sus fieles

POR EFE

Caso Odebrecht: Lea la carta que dejó el expresidente de Perú, Alan García antes de suicidarse

Lima.– Rodeado por banderas y entre cánticos militantes, los restos del expresidente peruano Alan García dieron este viernes su último recorrido por el centro histórico de Lima acompañados por miles de personas, antes de ser conducidos hacia el cementerio donde serán cremados en estricta intimidad.

Así se puso fin a la despedida del exmandatario, quien se disparó en la cabeza el pasado miércoles para evitar ser detenido acusado de actos de corrupción.

Tras un responso y la lectura sorpresiva de una carta que dejó antes de suicidarse para evitar ser detenido por presunta corrupción, el féretro de García fue conducido en hombros durante unas doce cuadras desde la “Casa del Pueblo”, el local principal del histórico Partido Aprista Peruano (PAP), hasta la céntrica plaza San Martín.

Los restos del líder del movimiento que fundó en los años veinte del siglo pasado el ideólogo Víctor Raúl Haya de la Torre, fueron rodeados por una multitud que coreaba el tradicional lema “El Apra nunca muere” y “A más ataques, más aprismo”.

Sus seguidores también reiteraron sus insultos contra el Ministerio Publico y la prensa de investigación, a la que culpan de “vendida” y de haber llevado con sus denuncias a la trágica decisión del dos veces exmandatario peruano (1985-1990 y 2006-2011).

Miles de personas acuden a despedir a Alan García en la "Casa del Pueblo"

“Alan dignidad” y “Siempre de pie, nunca de rodillas” fueron otros de los lemas coreados por sus seguidores, que colmaron la céntrica avenida Nicolás de Piérola, conocida como “La Colmena”, mientras el féretro de madera marrón avanzaba lentamente, cubierto con flores blancas y rojas.

El tumulto hizo difícil el desplazamiento y produjo algunas trifulcas y caídas, sobre todo cuando se encontró con otra gran cantidad de personas que esperaban en la plaza San Martín.

En esa plaza, la más grande y emblemática de Lima, por haber sido el escenario de grandes jornadas políticas y ciudadanas, se recordó que García dio un histórico discurso al volver a Perú tras casi una década en el exilio, en enero de 2001.

Con sus grandes dotes de orador, García se dirigió en esa ocasión ante una multitud para declarar su emoción por estar de vuelta en su país y aseguró que quizá había muerto o estaba soñando, tras lo cual su discurso alcanzó el clímax cuando recitó fragmentos de la célebre obra teatral “La vida es sueño”, de Pedro Calderón de la Barca.

18 años después, el féretro con su cuerpo llegó al mismo lugar para ser despedido en medio de un bosque de banderas rojiblancas de Perú y de banderas blancas con una estrella roja en el centro, el símbolo del Partido Aprista.

A su lado, niños, jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, agitaron pañuelos blancos y marcharon acongojados por despedir al que seguidores y detractores consideran el último gran político peruano con proyección continental, aunque no exento de polémicas por su profunda egolatría y las acusaciones de corrupción que siempre pesaron en su contra.

Antes de iniciar el recorrido, al término de su velorio, se supo que García había dejado una carta en la que afirmaba que no tenía que sufrir “la injusticia” de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante.

Alan García

“He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”, señaló la misiva leída por su hija Luciana García.

En su carta, García escribió que sus adversarios lo denunciaron durante más de 30 años, pero “jamás encontraron nada” y aseguró que “no hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza” porque “la historia tiene más valor que cualquier riqueza material”.

“Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano, por eso repetí otros se venden, yo no”, enfatizó. A la espera de que sea la Justicia la que determine la veracidad o no de esas afirmaciones, y más allá de las posiciones personales, todos coinciden en reconocer que García ya ocupa un lugar en la historia peruana que él mismo consideró que merecía.

En un acto simbólico, dejó como heredero a su hijo menor, Federico Danton, quien a los 14 años firmó sobre su féretro el documento que lo inscribió como militante del Partido Aprista.

Caso Odebrecht: Lea la carta que dejó el expresidente de Perú, Alan García antes de suicidarse

El expresidente peruano Alan García dejó una carta antes de suicidarse este miércoles, en la que afirmó que no tenía que sufrir “la injusticia” de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.

“He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”, señaló la misiva leída por su hija Luciana García Nores.

En su carta, que se conoció poco antes de que el féretro con los restos de García sea conducido al cementerio privado de Lima donde serán cremados, el exgobernante también afirmó que cumplió con la misión de llevar dos veces al poder al histórico Partido Aprista Peruano (PAP), fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre.

Tras el responso que cerró el velorio, que se realizó desde el atardecer del miércoles en la “Casa del Pueblo”, la sede central del PAP, Luciana García afirmó que su padre “no dejó dicho cómo quería” que lo despidieran, pero consideró que sería en ese lugar “con todos sus compañeros”.

Agregó que él fue “con todos y cada uno de sus hijos el hombre más cariñoso, engreidor, dulce y alegre” y que, al leer su carta de despedida, lo hacía con la “esperanza de que sus sinceras palabras ayuden a sanar nuestros corazones”.

En su carta, García, quien gobernó Perú en los períodos 1985-1990 y 2006-2011, señaló que creía que “conducir al aprismo al gobierno en dos ocasiones” fue “la misión” de su existencia y que por ese motivo sus adversarios “optaron por la estrategia” de denunciarlo durante más de 30 años, pero “jamás encontraron nada”.

“En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades”, enfatizó.

“Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias”, agregó.

Aseguró, en ese sentido, que “no hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza, la historia tiene más valor que cualquier riqueza material”.

“Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano, por eso repetí otros se venden, yo no”, señaló. García también escribió que cumplió su deber “en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado”.

“No tengo porqué aceptar vejámenes”, remarcó antes de pedir “que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.

Miles de personas, entre ellos políticos y autoridades, velaron los restos de García, que tenía 69 años al momento de suicidarse, en el local del partido en el que su familia prefirió tener una ceremonia sin honras oficiales y se escucharon lemas contra el Gobierno de Martín Vizcarra y la prensa de investigación.

Después de la lectura de la carta, el hijo menor de García, Federico Danton, de 14 años, firmó sobre el féretro de su padre el documento que lo inscribió como militante del Partido Aprista.

Tras eso, el ataúd con el cuerpo del exmandatario inició un paseo fúnebre por calles del centro histórico de Lima, acompañado por una multitud, antes de ser conducido al cementerio donde será cremado en la intimidad familiar.

Miles de personas acuden a despedir a Alan García en la "Casa del Pueblo"

Esta es la carta leída por Luciana García Nores:

“Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento.

Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.

En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades.

Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.

No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no.

Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos.

Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.

Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.