Las precariedades económicas y sociales que enfrentan las provincias en la zona fronteriza obligan a gran parte de sus habitantes dominicanos a emigrar hacia la ciudad, lo que permite a los nacionales haitianos ingresar y ocupar esos espacios con facilidad.
Esto lo hacen a través de los diferentes puntos de control militar que están a lo largo de la frontera. Como en El Carrizal, en Elías Piña, donde el pasado viernes se produjo un enfrentamiento entre militares dominicanos y civiles del vecino país que se oponían a la construcción de un muro perimetral y una obra que albergarían oficinas estatales en un espacio que la comunidad haitiana de Belladére reclamaban como suyo.
El incidente, que dejó como saldo un haitiano muerto y dos heridos, detuvo momentáneamente el levantamiento de las obras, sin embargo, el lunes se retomó. Según una investigación que realizó el Ministerio del Interior de la República de Haití, los funcionarios del vecino Estado concluyeron que donde se construye pertenece al territorio dominicano.
En las provincias fronterizas, que tienen los Índices de Desarrollo Humano más bajos registrados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los haitianos no sólo sustituyen a los criollos en las labores agrícolas y domésticas, sino que en algunos barrios se han constituido en mayoría, desde Pedernales hasta Pepillo Salcedo, y especialmente en el llamado sur profundo.
En esa misma comunidad de Elías Piña, ubicada en el municipio de Comendador, el alcalde Israel Aquino asegura que más de la mitad de la población allí proviene del vecino país. Advirtió que esa problemática ha afectado incluso el presupuesto que recibe su ayuntamiento.