Aviones militares de EEUU con ayuda aterrizan en Cúcuta

AP
Caracas

Dos de los tres aviones de las fuerzas militares estadounidenses que transportan ayuda humanitaria para Venezuela aterrizaron ayer sábado en la ciudad colombiana de Cúcuta, en una nueva avanzada del plan de ayuda que impulsa la oposición venezolana con el apoyo de Washington, en abierto desafío al gobierno del presidente Nicolás Maduro, que rechaza la iniciativa.

El primero de tres aviones militares C-17, con toneladas de ayuda, arribó pasada la una de la tarde al aeropuerto internacional Camilo Daza de la ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela, donde opera uno de los cuatro centros de acopio internacionales que se abrieron con el apoyo de Estados Unidos, Colombia y otros países.

«Aquí pueden ver el primer avión», afirmó el diputado opositor venezolano José Manuel Olivares al mostrar, a través de su cuenta de Periscope, el momento en el que la aeronave militar aterrizaba en el puerto aéreo. «Este avión viene cargado de soluciones, de esperanza, de alimentos», dijo Olivares.

Una segunda aeronave llegó casi dos horas después. Los tres aviones partieron horas antes de una base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Homestead, en Florida.

Los aviones transportan cientos de cajas de cartón selladas con el rótulo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) que donó el gobierno estadounidense para apoyar la iniciativa promovida por la Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora.

«Hoy estamos respondiendo al llamado del presidente Guaidó», expresó la subsecretaria interina de la oficina de Asuntos Occidentales del Departamento de Estado, Julie Chung, refiriéndose al pedido de ayuda humanitaria realizado por el líder opositor Juan Guaidó, quien ha autoproclamó presidente interino de Venezuela hace casi un mes. «Instamos a otros a que se sumen a este esfuerzo para movilizar ayuda para Venezuela», dijo.

Las cajas contienen suministros de higiene y asistencia para unas 25.000 personas, así como pequeños paquetes de galletas energéticas y proteicas para alimentar a unos 3.500 niños desnutridos, dijo el gobierno estadounidense.

El envío de los aviones ocurre luego de que Guaidó, quien es el jefe de la Asamblea Nacional de Venezuela, anunció que se abrió en Miami el cuarto centro de acopio para ayuda humanitaria.

El líder opositor anunció el sábado, durante una concentración con miles de voluntarios, que la oposición conformará brigadas de activistas que se movilizarán en caravanas hasta la frontera para ayudar a ingresar la ayuda a partir del próximo sábado. Asimismo, Guaidó dijo que de forma simultánea en todas las ciudades del país se realizarán concentraciones el 23 de febrero para esperar la ayuda.

El jefe de la Asamblea Nacional hizo una nueva exhortación a la fuerza armada para que permita el ingreso de la ayuda al país. «Tienen una semana para que hagan lo correcto», dijo el opositor dirigiéndose a los militares a los que pidió que se «pongan del lado de la Constitución».

Al grito de «sí se puede», varios miles de médicos, enfermeras, otros profesionales y amas de casa, vistiendo camisetas blancas y con banderas venezolanas colgadas en su espalda, acudieron el sábado a los estacionamientos del diario venezolano El Nacional, en el este de la capital, para incorporase al plan de ayuda en el que ya se inscribieron más de 600.000 voluntarios, según cálculos de los opositores.

Entre una multitud de voluntarios, sofocados por el sol y un calor agobiante, estaba Anibrex Peroza, una enfermera de 40 años, quien afirmó que de ser necesario está dispuesta a ir en caravana hasta la frontera con Colombia para ingresar la ayuda, tal como lo propuso esta semana Guaidó a sus seguidores.

«Algo tenemos que hacer para salvar a tanta gente que está sufriendo y muriendo por falta de medicinas», dijo entre llantos Peroza al relatar los difíciles momentos que le tocó vivir cuando vio morir entre sus brazos por deshidratación a un niño porque en el hospital público donde trabajaba no había un catéter para hidratarlo.

«Estoy dispuesto a luchar y hacer lo que sea para ingrese la ayuda», aseguró Luis Medina, un ingeniero de 29 años, al reconocer que «este proceso no tiene marcha atrás porque todos queremos un cambio ya».

Maduro ha descartado permitir la entrada de los cargamentos de alimentos y medicinas, alegando que están contaminados y son cancerígenos, aunque no ha presentado evidencias.

Mark Green, director de USAID, consideró como «absurdos» los señalamientos del gobierno de Maduro, al que llamó «tiranía». A través de un intérprete, dijo el sábado a la prensa que Estados Unidos y otros países están ofreciendo la ayuda porque el gobierno venezolano «ha fracasado» en la alimentación de su pueblo.

En una entrevista con The Associated Press, el mandatario expresó que cualquier avión, barco o camión que traiga cualquier producto tendrá que cumplir con las normas y pedir los permisos sanitarios. «El que no solicite eso, sencillamente no puede entrar al país de manera pacífica y legal», agregó.

Guaidó, quien se declaró presidente encargado de Venezuela, tuiteó la noche del viernes que el centro de Miami se utilizará para que los miles de venezolanos que viven en el exterior puedan sumarse a la iniciativa que promueve la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, con el apoyo de Estados Unidos, Colombia, Brasil y varios países europeos.

Lester Toledo, uno de sus representantes en Estados Unidos, dijo que entre martes y miércoles saldrá en avión la ayuda de Miami hacia la frontera con Colombia. Explicó que la idea de Guaidó es que la ayuda sea repartida el 23 de febrero en una convocatoria pacífica a los venezolanos hacia las áreas fronterizas donde están los centros de acopio.

El nuevo centro de almacenamiento en el sur de Florida se suma a los otros tres que se instalaron en la ciudad colombiana de Cúcuta, la localidad brasileña de Roraima y la isla caribeña de Curazao.

El envío de la ayuda estadounidenses se da en momentos en que Washington sigue incrementando las presiones contra el gobierno de Maduro.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos acordó la víspera una nueva ronda de sanciones contra altos funcionarios venezolanos. En esta oportunidad fueron sancionados el presidente de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), el mayor general Manuel Quevedo, el jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) y un primer comisario de esa dependencia, el director de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional, y el comandante de la Dirección General de Contrainteligencia Militar.

Más de medio centenar de funcionarios venezolanos e integrantes del círculo cercano de Maduro han sido sancionados en los últimos meses por Washington.

Tras darse a conocer el nuevo listado de sancionados, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, afirmó que se está cerrando el círculo financiero para Maduro y sus allegados, e instó a los militares, que son el principal soporte del gobierno, a que hagan «lo correcto».