De unas 5,000 tareas dedicadas hace varios años a esa actividad solo quedan mil; hay 350 productores menos
Neiba es un municipio de la provincia Bahoruco con una fama bien ganada. Se le conoce como un importante productor de uva y un lugar donde la gente está acostumbrada a labrar la tierra. Pero esa producción de uva ha seguido un trayecto hacia la baja en los últimos años, desde el punto de vista del área en cultivo.
De unas cinco mil tareas que se dedicaban a la siembra de la fruta, en la actualidad hay 1,120, de las cuales 1,000 son del tipo criollo, o uvas de Neiba, y 120 de la variedad Red Globe. Hay activos unos 150 cultivadores, es decir, 350 menos que en los tiempos de mayor auge de la uva, cuando hubo 500. Para reincorporar los demás predios -por lo menos mil tareas en principio-, las esperanzas están puestas en que lleguen inversionistas dispuestos a colocar sus capitales en la actividad o en la mano solidaria del Gobierno, siempre que éste pueda disponer de préstamos a través de algunas de sus agencias para provocar una reactivación en la producción de uva y de paso impactar positivamente en la provincia Bahoruco. “Muy bien nos caería una Visita Sorpresa del presidente Danilo Medina, porque eso nos pondría en otro sitial”, dice uno de los productores al equipo de prensa de elCaribe que recorrió fincas y algunos espacios donde se elabora vino de uva.
“Tenemos una gran esperanza con la entrada de esta uva nueva, la Red Globe, porque es la misma uva que importan muchos comerciantes dominicanos y ya la validamos”, comentó el director ejecutivo del Instituto Nacional de la Uva (Inuva), Wilson Radhamés Tejada. La Red Globe a la que hace referencia tiene presencia (gracias a uno de los proyectos que la tiene sembrada) en un importante supermercado de la capital y es una uva que compite en precio y en calidad con la uva importada. La limitada cantidad de tareas en cultivo impide establecer acuerdos de comercialización tanto a nivel interno, como fuera del país, porque no habría forma de suplir a grandes negocios. Producto de la crisis, los productores que quedan activos son de un nivel socioeconómico bajo. El 90% de ellos vive en pobreza, de acuerdo con las informaciones ofrecidas aquí. Son cultivadores que tienen entre cinco y diez tareas. La mayoría no llega a diez.
Producir uva tiene ventajas, pero tiene la desventaja de que requiere de grandes inversiones al inicio. Para fomentar una tarea de Red Globe se requieren 137,500 pesos, incluyendo en ese monto la colocación de una malla anti pájaros. No siempre el pequeño productor está en condición de incurrir en una inversión de ese nivel. Un elemento positivo y ventajoso de la uva es que a los dos o tres años se recupera la inversión total que se ha realizadado. Tiene mercado, y el hecho de que República Dominicana importe entre 18 y 20 millones de dólares de uva de mesa por año es una evidencia de eso. De vino se importan unos 25 millones de dólares, de acuerdo con estadísticas del Inuva.
Además de la uva Red Globe en Neiba se está incursionando en las uvas verde sin semilla, pero para validar esta última se requieren dos años, que es cuando entra en plena producción. La validación de una plantación agrícola lo que indica es que el cultivo se ha adaptado al clima, al suelo y a otras condiciones propias de lugar donde se está cultivando y que al mismo tiempo sus niveles de producción son óptimos en términos económicos y que hay rentabilidad.
El proyecto de uva que le está vendiendo a uno de los grandes supermercados de la capital le oferta la libra a razón de 80 pesos, luego ese supermercado lo vende al público final a razón de 120. La Red Globe que se cultiva actualmente en las fincas neiberas no es la más grande, hay otras de un tamaño mayor. De todos modos, el nivel de rentabilidad que posee es bastante aceptable.
“Los cálculos los hemos hecho en base a un rendimiento de 25 quintales por tarea y cada quintal se vende a 8,000 pesos. Otra característica importante es que aquí se logran dos cosechas al año, algo que no logra ni Perú, ni Chile, ni California. Eso es posible por la zona geográfica del mundo en la que nos encontramos. Estamos en el trópico, y por eso mantenemos el mismo microclima el año entero. Hay una región de Brasil, que está en el trópico, que produce dos cosechas al año”, explica el funcionario del Inuva. Justo cuando ofrece el dato se escuchan algunas detonaciones, empleadas en las parcelas para espantar los pájaros que a menudo se acercan a los sembradíos en procura de saborear las dulces uvas que paren estas tierras del sur dominicano. Cuando los pájaros lo logran, entonces terminan afectando la cosecha, y de paso el bolsillo del inversionista, porque merman las ganancias. Son aves que bajan de la montaña y que no dudarían ni un instante en comerse todas las uvas, siempre que se les dé la oportunidad.
Una vez se siembra la mata de uva, la parición llega a los once meses. De la primera cosecha no se obtienen los 25 quintales por tarea que dice Tejada, sino unos diez. A partir del año siguiente sí se logra la cantidad máxima. Y puede que sea así durante treinta años.
“Esta es una región con potencial para la uva. A esta provincia se puede traer inversión y es posible sacar mucha gente de la pobreza”, asegura el director del Inuva. Y eso lo revalida Wilson Manuel Herasme, encargado agrícola de una de las fincas visitadas por este periódico. Según su experiencia, se requieren aproximadamente 20 empleos directos y siete indirectos en un área de 150 tareas de uva para lograr una cosecha óptima.
Entre los productores de uva hay prácticamente un consenso en torno a un tema: “La clave para reincorporar a la producción las tierras que han ido saliendo es una visita del presidente Danilo Medina. Los préstamos de Visita Sorpresa tienen una tasa baja de interés y un seguimiento muy cercano por parte del Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (Feda) y del Banco Agrícola”, plantean. Los cálculos que realizan tanto cultivadores como el director del Inuva indican que se necesitan unos 86 millones pesos para agregar unas mil tareas y con eso se obtendrían unos 2,500 quintales, que multiplicados a razón de 8,000 pesos darían como resultado la obtención de unos 20 millones pesos. “Estamos pidiendo que se nos de apoyo para el primer año, porque el segundo y el tercer año ya se empieza a producir y el productor puede ir pagando. Normalmente los préstamos para frutales, por vía del Feda, empiezan a pagarse a partir del tercer año, lo cual da cierta holgura”, dice Tejada. La mirada de los cultivadores de la fruta está dirigida al mercado local y al mercado de exportación interna a través del turismo dominicano.
El respaldo del IIBI y el emprendimiento que hay
En Neiba hay emprendedores como Yubelkis Jáquez que desde hace años incursionan en la elaboración de vinos, mermeladas y pasas aprovechando para eso la uva.Yubelkis es la presidenta de la Sociedad de Cultivadores de Uva y Derivados de Bahoruco y una trabajadora de prueba superada. Viene trabajando de cerca con el Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI), una institución estatal de la que ha recibido y recibe asesoría con mucha frecuencia. Pero en Bahoruco, en general, hay otras personas que de manera informal también lo hacen.