Como sucede con casi todo en Corea del Norte, no hay estadísticas confiables disponibles sobre cuánta carne de perro se consume
PYONGYANG. El verano no es un buen momento para ser un perro en Corea del Norte. En el intenso calor, la principal cervecería de Corea del Norte vende el doble de lo usual, los residentes de Pyongyang hacen largas filas para comprar un “bingsu” —un raspado o granizado— y los restaurantes sirven platillo tras platillo de la principal atracción culinaria de la temporada: sopa picante de carne de perro.
Conocida popularmente como “dangogi” o carne dulce, desde hace tiempo se cree que el perro es un alimento energético en Corea del Norte y del Sur, y por tradición se consume durante la época más calurosa del año.
Las fechas se ajustan al calendario lunar, y el consumo de carne de perro se centra alrededor del “sambok”, o los tres días más calurosos: 17 y 27 de julio y 16 de agosto de este año. Este año la demanda es particularmente elevada debido a la ola de calor que azota al este de Asia. Las temperaturas en Corea del Norte son algunas de las más altas jamás registradas y rondan los 40 grados Celsius (104° Fahrenheit) en varias ciudades.
Como sucede con casi todo en Corea del Norte, no hay estadísticas confiables disponibles sobre cuánta carne de perro se consume.
Pero en Corea del Sur, en donde incluso el presidente Moon Jae-in tiene perros como mascotas, se sacrifican y comen al menos dos millones de animales al año, incluso en momentos en que su popularidad como alimento se reduce. Aunque muchos de los ancianos surcoreanos creen que la carne de perro es un afrodisiaco, los más jóvenes están en contra de esa práctica o son indiferentes a ella, y hay presión por prohibirla por completo.
En ambos lados de la Zona Desmilitarizada, los perros para consumo humano se crían en granjas con ese fin.
“Ha sido nuestro alimento nacional desde los tiempos más antiguos”, explicó Kim Ae Kyong, una mesera en Pyongyang House of Sweet Meat, el mayor restaurante especializado en carne de perro en la capital norcoreana. “La gente cree que el calor cura el calor, así que comen carne de perro y sopa picante de perro en los días de más calor. Es más saludable que otros tipos de carne”.
El menú del restaurante cuenta con más de una docena de platillos con carne de perro, incluyendo costillas, patas y piel hervida de perro.
Pero la actitud de los norcoreanos hacia los perros está cambiando.
Cada vez es más común ver a la gente paseando a sus perros con correas por las calles de Pyongyang y otras ciudades del Norte, una tendencia que apenas se empezó a adoptar en los últimos años. Sin embargo, en zonas rurales es común ver perros abandonados.
Se desconoce la postura del líder Kim Jong Un respecto al consumo de carne de perro.
Sin embargo, en enero pasado donó 30 perros de siete razas distintas — incluyendo un bulldog — al recién renovado Zoológico Central de Pyongyang, en donde hay perros en exhibición, como si se tratara de animales silvestres. El centro canino del zoológico es, de hecho, una de sus atracciones más populares y cuenta con carteles en donde se detalla cómo cuidar y alimentar —no comerse — a los caninos.