El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha perdido el rumbo durante las elecciones. René Juárez Cisneros ha dimitido este lunes como presidente de la formación política después de permanecer al frente de ella durante dos meses y medio. El rotundo fracaso del PRI al perder la presidencia, buena parte de su influencia en el Congreso y significativos liderazgos en el resto del país fueron la antesala de su renuncia. Juárez Cisneros ha dado el relevo a la exministra Claudia Ruiz Massieu, quien ha anunciado que se abrirá en las próximas semanas un proceso para la renovación de toda la directiva del partido.
Antes de marcharse Juárez Cisneros ha hecho una reflexión sobre los desastrosos resultados del PRI el pasado 1 de julio. “Haber ignorado las transformaciones político sociales de nuestro país nos llevó a donde estamos hoy. ¿Nos cambiaron porque no cambiamos?”, ha preguntado. El ahora exdirigente ha reconocido que los cambios del PRI en los últimos años han sido, principalmente, cosméticos y que el partido del Gobierno se olvidó de sus militantes y dejó de escucharlos. “Quiero un PRI que interprete y entienda la realidad social”, añadió.
La selección de José Antonio Meade como candidato a la presidencia generó dudas y divisiones al interior del partido más antiguo de México. Meade, hombre de confianza del presidente Enrique Peña Nieto, no pertenecía al PRI por lo que su campaña mostraba las divisiones entre su equipo y los dirigentes del partido. Para paliar las diferencias Juárez Cisneros asumió la dirigencia de la formación a dos meses de las elecciones, haciendo el relevó a Enrique Ochoa, que se había encargado de construir la candidatura de Meade. “Llegué en una etapa difícil de la campaña e hice todo lo que estuvo a mi alcance”, se justificó Juárez Cisneros.
Meade obtuvo apenas el 16% de los votos, muy lejos del 53% con el que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales. Durante su campaña, el antiguo ministro de Hacienda intentó influir en la estructura del PRI a través de las organizaciones que han apoyado históricamente al partido, sin mucho éxito. La vapuleada imagen del partido prácticamente desapareció de los actos de promoción del candidato, incluso él mismo mencionó que los mexicanos debían poner más atención a los candidatos que a los partidos.
En las últimas semanas, los priistas han reconocido que la construcción de su partido debe hacerse democráticamente y sin ignorar las diversas voces entre sus militantes. “Quiero un PRI donde sus militantes nombren a sus candidatos y a sus dirigentes”, ha dicho Juárez Cisneros. Como una última propuesta, el exdirigente ha pedido a la nueva directiva que organice un proceso democrático para elegir a los nuevos líderes donde se eviten las decisiones verticales. El también exgobernador de Guerrero ocupará en los próximos meses un asiento en la Cámara de Diputados.
Claudia Ruiz Massieu ha anunciado que el PRI comenzará la renovación de su dirigencia, así como una reforma del partido. La exministra ocupará el mismo cargo que su padre José Francisco Ruiz Massieu tuvo durante cuatro meses en 1994, antes de su asesinato. “Asumo esta responsabilidad en el momento más complejo que hemos encarado en los años más recientes”, ha dicho la nueva presidenta del partido. Es probable que Ruiz Massieu también abandone la directiva de la formación política, ya que ha conseguido un lugar en el Senado por la vía plurinominal. “Soy una priista de la resistencia y forjé mi carrera desde la oposición”, ha asegurado.
El futuro del PRI es incierto. Además de la reconstrucción moral de la formación, sus dirigentes se enfrentarán a un drástico recorte presupuestal. Los partidos políticos en México reciben financiación pública de acuerdo a los votos que reciben. El PRI perderá para 2019 el 27% de su presupuesto actual. Según el diario mexicano Reforma, Juárez Cisneros ha reconocido entre su círculo más cercano que ya existen dificultades económicas en el partido que le impiden pagar el sueldo de algunos de sus trabajadores. La crisis del partido es tal que su ahora expresidente ha dirigido su discurso a quienes por años han respaldado a López Obrador. “Creo en un partido que acompañe a los más pobres de México”, ha dicho.