Novak Djokovic estaba desconsolado y lesionado cuando se fue de Wimbledon hace un año, tras renunciar en los cuartos de final, debido a dolores en el codo derecho, que posteriormente le tendrían que operar.
El serbio se sintió tan desanimado por su eliminación en el Abierto de Francia el mes pasado que impulsivamente prometió que no acudiría a los torneos sobre césped.
Afortunadamente para él, no cumplió esa promesa. Ahora está de nuevo a su mejor nivel y es campeón de Wimbledon por cuarta ocasión. Djokovic puso fin a una sequía en los Grand Slams que se extendió más de dos temporadas, luego de alcanzar una pronta ventaja ayer sobre el sudafricano Kevin Anderson, resistir y vencerlo 6-2, 6-2, 7-6 (3). “Tuve muchos momentos de duda”, afirmó Djokovic, “y no sabía si realmente podría recuperarme a un nivel para competir”.
Anderson casi logró extender el partido al hacerse de cinco puntos para set, lo que habría obligado a disputar una cuarta manga. Sin embargo, Djokovic se mantuvo firme y se recuperó en esos cinco, y luego fue superior en el desempate como lo fue durante la mayor parte de la soleada tarde. Es el 13er major para Djokovic, el cuarto total más grande en la historia del tenis de hombres, detrás de los 20 de Roger Federer, 17 de Rafael Nadal y 14 de Pete Sampras.
Pero es también el primero de Djokovic desde que logró un Grand Slam en su carrera en el Abierto de Francia de 2016.
Después de ese torneo, el serbio pasó apuros con la primera gran lesión en su carrera, la cual lo obligó a guardar descanso el segundo semestre de 2017.