Managua. La tensión creció ayer en varias ciudades de Nicaragua en medio de denuncias de amenazas de nuevos ataques de las fuerzas del Gobierno y el levantamiento de más barricadas para repelerlos, en el marco de la crisis sociopolítica que comenzó el 18 de abril y ha dejado a 320 muertos.
En Jinotega, al norte de Nicaragua, donde entre abril y junio pasados al menos 8 personas murieron por ataques adjudicados a fuerzas del Gobierno, los manifestantes “autoconvocados” volvieron a levantar barricadas para evitar nuevas acometidas de las “fuerzas combinadas” gubernamentales. En Sébaco, otra ciudad del norte del país, los “autoconvocados” denunciaron esta mañana que simpatizantes del Gobierno marcaron algunas de sus viviendas, y dijeron temer que sean incendiadas como ha ocurrido de Masaya, Managua, León y Matiguás.
En Masaya la tensión se extendió desde anoche, debido a continuos tiroteos y el sobrevuelo de drones supuestamente del Gobierno, y un apagón que generó temor de un nuevo ataque armado que finalmente no ocurrió. Masaya, declarada territorio “del dictador” por su comunidad indígena, está ahora mismo en máximo estado de alerta, luego de que el Gobierno anunció el lunes su intención de realizar allí “el repliegue”, una de las fiestas más importantes del sandinismo, en una fecha que no fue revelada.
El “repliegue” consiste en una caminata encabezada por el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, desde Managua hasta Masaya. Los nicaragüenses amanecieron con la resaca de la intensa jornada del lunes, cuando un grupo de paramilitares agredió al nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag, al cardenal Leopoldo Brenes y al obispo Silvio Báez.