BOGOTÁ, Colombia. El derechista Iván Duque, delfín político del exmandatario Álvaro Uribe, fue elegido este domingo como nuevo presidente de Colombia tras obtener una holgada victoria frente al exguerrillero Gustavo Petro en la segunda vuelta electoral.
En un duelo determinante para los pactos de paz que buscan acabar con medio siglo de guerra, Duque obtuvo el 53,97% de los apoyos contra el 41,81% con el 98,2% de los votos escrutados, según la autoridad electoral.
Con 41 años, Duque será el mandatario más joven en ser elegido en Colombia desde 1872 y el más votado en la historia con más de diez millones de votos.
El prolongado conflicto con las guerrillas izquierdistas había postergado por décadas el tradicional duelo entre derecha e izquierda en la cuarta economía de América Latina.
Sin embargo, los colombianos se inclinaron por Duque, que promete modificar el pacto que desarmó a la exguerrilla FARC y endurecer las condiciones para los los diálogos en curso con los rebeldes del ELN.
Pese a que el año pasado evitó cerca de 3.000 muertes, el pacto con la FARC dividió profundamente a una sociedad anestesiada por décadas de violencia.
Vencedor de la primera vuelta con el 39% de los votos, Duque tiene una experiencia política de cuatro años. Aunque se destacó en el Senado, al parlamento llegó impulsado por una lista cerrada liderada por Uribe.
“Nada es de él, todo ha estado apalancado por el capital político que tiene el expresidente Uribe”, aseguró el analista Fabián Acuña.
Salvo sorpresas, Duque recuperará el máximo cargo del país para una derecha contraria al acuerdo con las FARC, que quiere bajar impuestos a las empresas y encabezar la presión internacional contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
El futuro jefe de Estado quedó con el camino allanado para cumplir sus promesas ya que cuenta con mayorías en el Congreso y el apoyo de la élite política y empresarial.
Este domingo la abstención fue del 48%, en línea con el histórico del 50%.
La lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como las relaciones y la migración sin precedentes desde Venezuela se abrieron espacio en esta campaña que, además, servirá de preludio para una eventual reorganización política de la región.
La izquierda miraba con atención tras los reveses en Argentina y Chile, mientras México y Brasil están expectantes del movimiento del péndulo político colombiano para sus comicios de julio y octubre respectivamente.
Quiero “cimentar la cultura de la legalidad, donde se le diga al crimen que el que la hace la paga”, señaló este domingo tras votar Duque.
El exsenador quiere que los jefes rebeldes culpables de delitos atroces paguen un mínimo de cárcel y no ocupen ninguno de los diez escaños parlamentarios reservados al ahora partido FARC.
Los exguerrilleros ya dejaron las armas y participaron en las legislativas de marzo, con un resultado marginal del 0,5% de los votos aunque con la representación en el Congreso asegurada por el pacto.
Pero aún faltan por concretar aspectos claves del acuerdo como la verdad y reparación para millones de víctimas y reformas rurales que pretenden evitar nuevos conflictos.
“Con cualquiera de los dos (candidatos) no podemos bajar la guardia”, dijo el líder de las FARC, Rodrigo Londoño (Timochenko), luego de sufragar en Bogotá.
Salvo en Bogotá y la costa pacífica, de mayoría negra e indígena, el exsenador ganó en prácticamente toda Colombia.
“Duque es lo que más se acerca a lo que espero de un país: estabilidad y empresa”, afirmó Paola Rubio, una abogada de 38 años que votó por el exsenador en la capital.
Exalcalde de Bogotá, Petro le devolvió a la política colombiana los discursos de plaza y la convocatoria de multitudes.
Aunque en la carrera para el balotaje, al que accedió con el 25% de los votos en los comicios del 27 de mayo, se alejó de las calles y no pudo sostener ningún debate televisado ante la negativa de su contendor.
En un país de 49 millones de habitantes, con un 27% de pobreza y primer productor mundial de cocaína, Petro presentaba una serie de reformas que apuntaban a “profundizar la paz”, pero finalmente fueron derrotadas.
La artillería contra el exguerrillero se centró en su antigua amistad con el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Para lograr alianzas con el centro descartó propuestas que antes ondeó con vehemencia, como una Constituyente para reformar la justicia y la política.
Ahora, Petro podrá liderar la oposición, ya sea en la plaza pública o como senador, en caso de que acepte regresar al Congreso como establece una reforma política de 2015 para el derrotado en el balotaje.