SANTO DOMINGO. La introducción de un más riguroso programa de dopaje en la MLB (2004), que ha desnudado el fenómeno dominicano, coincidió con el arranque de la etapa más fructífera del deporte quisqueyano, que incluye cuatro Juegos Olímpicos corridos con pódium, estelares en la NBA, Reinas del Caribe y hasta un Gran Maestro Internacional de ajedrez.
El campo aficionado no ha estado ajeno al uso de sustancias para mejorar el rendimiento, pero con una cifra que ni remotamente compite con el béisbol.
De hecho, el país no ha perdido una medalla por descalificación a causa de dopaje desde las del boxeador Elio Enai Rojas y la velocista Lorena de la Rosa, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de El Salvador 2002.
No obstante, los casos no han faltado, aunque de forma esporádica. En la Copa del Mundo de 2003 en Japón, la voleibolista Nuris Arias dio positivo a Metandienona y fue suspendida por dos años. En los Centroamericanos y del Caribe de Cartagena 2006 el pelotero Eladio Rodríguez falló y ese mismo año en el Mundial de Japón la líbero Evelyn Carreras falló a Clostebol y purgó un año fuera de las canchas.
Por el caso de Carreras la doctora Josefina Cordero (médico del equipo) también fue sancionada por cuatro años. En 2012, el único medallista Panamericano en ciclismo que ha tenido el país, Wendy Cruz (oro en Río 2007), fue suspendido por dos años al encontrarse EPO en febrero de ese año durante la Vuelta Ciclística. Junto a él también fue sancionado por 24 meses el pedalista Marco Delgado, por Boldedone, en la misma competencia.
Cruz y la saltadora Juana Arrendel (que dio positivo a Estanozolol en los Panam de Winnipeg 1999 y fue sancionada con dos años) son los atletas de más alcurnia en el campo aficionado cuyos casos se han dado a conocer. Previo a ellos, en los Panamericanos de 1983 en Caracas, el velocista Juan Núñez perdió su metal plateado en los 100 metros por un positivo.
El Comité Olímpico Dominicano (COD) ha hecho frente al problema en la última década con el programa “Dopaje Cero”, en combinación con la Federación de Medicina del Deporte. Consiste en orientación y pruebas preventivas que ha permitido identificar atletas dopados antes de las competencias.
Con este programa se descubrió a la pesista Yinelis Burgos, bronce en los Panam de Río 2007 en los +75 kilos, quien dio positivo en una prueba en el país antes de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010.
El más reciente caso se remonta a los Panamericanos de 2015 con el receptor del equipo de béisbol Mario Mercedes Castillo. Luisín Mejía, presidente del COD, considera que la severidad de las amonestaciones en el campo olímpico con respecto a las del béisbol es un factor que incide mucho en los atletas, además de los programas de concienciación.
“El castigo más fuerte influye radicalmente porque el primer fallo son dos años fuera y luego si eres reincidente te vas, la penalización tiene mucho que ver con todo esto”, dijo Mejía, miembro del Comité Olímpico Internacional.
De momento las Grandes Ligas solo castiga con dinero y partidos a los jugadores, no anula estadísticas ni premios, si bien el positivo de Melky Cabrera le cohibió de ganar el título de bateo de la Liga Nacional el 2013.
Entre 2005 y 2018 ha sido suspendido 31 bigleaguers criollos por el programa antidopaje de la MLB, más otros 14 con experiencia en la Gran Carpa. Pero solo en los últimos seis años (2012-2017) van 138 en las ligas menores.