En su primera carrera con el motor Renault, Fernando Alonso igualó el mejor resultado que había alcanzado con Honda durante las tres últimas temporadas y eso lo resume casi todo. El asturiano ya habla en pasado de un «largo invierno» que por fin se acaba, al menos hoy sí sale el sol, porque costaba recordarle enfrentándose en la pista con éxito a un Red Bull y a una de esas estrellas de este tiempo, Max Verstappen, y porque ver a un McLaren entre los mejores coches de la parrilla es ilusionante y necesario. Por cierto, el primer motor averiado de 2018 fue un… Honda, el del Toro Rosso de Gasly. Sus rodajes de pretemporada tenían truco, sus problemas siguen siendo los mismos de siempre y al menos Alonso ya no tendrá que tragar con ellos.
Por delante, aunque ya no están tan lejos, Vettel y Ferrari pintaron la cara a Mercedes y protagonizaron con su doble estrategia uno de los grandes premios más divertidos de las últimas temporadas. Los que saben daban por hecho otro paseo de Hamilton, pero afortunadamente la Fórmula 1 no es ese deporte y algo tan insignificante como la pistola que fija las ruedas de Haas puede cambiar el devenir de un gran premio para toda la parrilla. Ganó Sebastian con un coche inferior al del otro tetracampeón, sonríe primero el alemán, que es un gran piloto de domingos mientras a Lewis, más disperso, se le suele atragantar el principio de curso. Emocionante carrera, en una competición tan medida y controlada hay pilotos capaces de cambiar el guion previsto. Y de responder a los escépticos: se puede esperar mucho de la temporada 2018.