Uno de los aspectos que mayor interés ha generado durante la pretemporada del Mundial de Fórmula 1 en el Circuit Barcelona Catalunya han sido los problemas de refrigeración del McLaren, ejemplificados en varias zonas quemadas de la cubierta motor.
Unos contratiempos que obligaron a los ingenieros de Woking a cambiar cada día de entrenamiento el enfriamiento interno del monoplaza, llegando a incorporar hasta cuatro pequeñas ranuras de refrigeración para intentar reducir la temperatura de los escapes y turbo.
Preguntado por el porqué la escudería británica no detectó estos problemas en la fábrica al sureste de Gran Bretaña antes de los test, Eric Boullier señala al banco de pruebas: «Un par de equipos tienen un banco de pruebas a gran escala, por lo que pueden detectarlo porque tienen un coche de gran tamaño. Los otros no podemos, así que tenemos que rodar y rodar para detectar nuestros problemas».
Según ha podido saber AS, esta instalación en la fábrica al sureste de Gran Bretaña no es lo suficientemente grande para poder simular conjuntamente todo el monoplaza, teniendo que probar el rendimiento de la transmisión y chasis por un lado y el motor por el otro, una tecnología que si disponen en sus edificios Mercedes y Red Bull y que quizás Ferrari también ha incorporado en su última remodelación de Maranello.
«Hemos resuelto en la fábrica todos los problemas a los que enfrentamos», asegura Boullier antes de viajar al Gran Premio de Australia. Quizás la llegada de patrocinadores como CNBC o Dell permitan a Zak Brown realizar esta fuerte inversión y construir estas herramientas especiales para facilitar el trabajo de los técnicos de McLaren.