Garbiñe Muguruza nos tiene acostumbrados a alternar versiones de sí misma y utilizar diferentes estilos, en ocasiones dentro de un mismo partido. Tenía un debut aparentemente sencillo en Indian Wells ante Sachia Vickery, una jugadora de ranking bajo (100), pero potente, joven (22 años) y con ritmo tras apear a la mediática Eugenie Bouchard. Tres factores que envenenaban ese estreno de la española en segunda ronda, sin contar el hecho de la nacionalidad estadounidense de su rival que le garantizaba el apoyo del público. Y así fue que al pasar de la agresividad desatada del primer set a un incomprensible bajón de intensidad mediado el segundo, cayó con estrépito en el tercero: 6-2, 5-7 y 1-6 en dos horas y 22 minutos. Tras sumar su victoria más prestigiosa ante la número tres del mundo, número uno hace bien poco, Vickery se medirá ahora sin nada que perder a la japonesa Naomi Osaka (eliminó a una Radwanska venida a menos).
Muy metida dentro de la pista, Muguruza apenas dejó sobrepasar la línea de fondo a su rival en el primer set, exceptuando un tercer juego en el que tuvo que levantar tres puntos de rotura. Con un afortunado break en el anterior y otro para colocarse con 5-2 y saque, la jugadora nacida en Caracas abrió brecha. El acierto con el servicio facilitó su labor.
Encendida y en racha, Garbiñe abrió el segundo set con un 3-0 que amenazaba con finiquitar el partido por la vía más rápida. Parecía resuelta a hacerlo por juego y sensaciones. Pero aconsejada por su entrenador, la americana, que parecía en las últimas, dio un paso al frente literalmente y echó para atrás a Muguruza con orgullo y buen golpeo. La desconcentración que acusó la discípula de Conchita Martínez en algunos encuentros en Doha y Dubai reapareció y el duelo se alargó. Con 6-5 para una Vickery muy pertinaz en los intercambios y poseedora de una fuerza increíblemente creciente, la hispano-venezolana no resistió y se vio abocada a una crítica tercera manga.
A la tenista de Florida, muy fallona en el primer set, de repente todo le salía bien para desesperación de Garbiñe. Se puso con 3-1 y servicio con una determinación extraordinaria. Muguruza se paró con descaro, impotente ante los golpes ganadores de Vickery y esta puso aún más distancia. Alerta roja y los fantasmas de la derrota contra Kasatkina en las semifinales de Dubai presentes en la pista. Desbordada y molesta hasta con la charla de su entrenador, Sam Sumyk, entregó el partido. Otra derrota difícil de explicar de la ganadora de dos Grand Slams.