Mientras los equipos prosiguen su hoja de ruta marcada para llegar lo mejor preparados posibles al 26 de febrero, fecha que inaugurará en el Circuit Barcelona Cataluña la pretemporada del Mundial de Fórmula 1 2018, poco a poco se van conociendo las novedades que la FIA ha introducido en el reglamento deportivo.
Tras el gran cambio aerodinámico que los monoplazas sufrieron el año pasado con alerones y neumáticos más anchos, el máximo organismo del automovilismo ha puesto su interés este año en igualar el rendimiento de las unidades de potencia.
Tras anunciar que los monoplazas deberán completar 21 carreras con solamente tres unidades de potencia, ahora la FIA ha comunicado que controlará a partir del Gran Premio de Australia, la temperatura de los V6 Turbo mediante un sensor en la cámara de admisión.
De esta manera y tomando como referencia los datos meteorológicos que la FIA obtenga dos horas antes de la prueba y una hora antes de cada sesión de entrenamientos, esta zona de los propulsores solamente podrá superar en 10 grados, la temperatura ambiental.
Cabe destacar que las vueltas donde exista un problema mecánico, un período de Safety Car o de entrada y salida de la calle de boxes no contabilizarían. Veremos hasta qué punto afecta esta nueva normativa a la fiabilidad de los motores, ya que Mercedes, Ferrari, Renault y Honda utilizan un sistema de refrigeración de aire comprimido para reducir al máximo la temperatura de la cámara de admisión en su objetivo de conseguir la mayor potencia posible.