Siguen cayendo favoritos: Elise Mertens apea a Svitolina

Llueven sorpresas en el Abierto de Australia. Si ayer en el cuadro masculino dos outsiders, Chung y Sandgren, eliminaron a dos favoritos al título como Djokovic y Thiem, este martes en el femenino ha caído la cuarta cabeza de serie del torneo, Elina Svitolina. La culpable ha sido Elise Mertens, belga de 22 años y 36ª del mundo que ha ganado a la ucrania con pasmosa facilidad, rosco incluido en el segundo set: 6-4 y 6-0 en solo 74 minutos.

Formada en la Kim Clijsters Academy de su compatriota y mentora, que fue número en 2003, 2006 y 2011 en la época dorada del tenis femenino belga junto con Justine Henin, Mertens llegaba en forma tras ganar a principios de mes el torneo de Hobart. Lo que son las cosas, también lo ganó en 2017, pero aquella vez le salió caro porque no pudo llegar a tiempo a la fase previa de Melbourne y se perdió el Grand Slam oceánico. Este año, con plaza asegurada por ranking en el cuadro principal, no ha desaprovechado la oportunidad y se ha plantado en semifinales (nunca había llegado tan lejos en un major) tras apear antes a Kuzmova, Gavrilova, Cornet y Martic. Su rival: Wozniacki o la española Carla Suárez, que juegan más tarde.

Con una agresividad y una determinación dignas de mención, Mertens fue, además, una roca desde el fondo de la pista, para desesperación de Svitolina que no averiguó por dónde pasarla con asiduidad, si acaso en alguna de sus pocas subidas a la red. Hasta la suerte acompañó a la belga. En el primer set se apuntó un break en el tercer juego el séptimo. Luego sirvió para ganarlo y aunque falló no se puso nerviosa y lo cerró en su siguiente turno de saque. Y la segunda manga fue un monólogo suyo, sin fisuras. Svitolina tendrá que reflexionar sobre por qué da tan buenas sensaciones en los torneos grandes, pero después no es capaz de pasar de los cuartos de final. Solo tiene 23 años y mucho tiempo por delante para mejorar.

«No tengo palabras, no sé qué decir. Tengo una mezcla de emociones… Lo he dado todo. Sabía que iba a ser duro, pero tenía que ser agresiva y hacer que se moviera», dijo Mertens al final del partido. Desde la grada aplaudía con emoción su novio y a la par entrenador, Robbe Ceyssens. Una relación un tanto insólita en el mundo del tenis, pero que por lo visto funciona.

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