La Navidad, época de banquetes en que no desaparece la desigualdad

SANTO DOMINGO. La Nochebuena no pasa por alto en casi ningún hogar dominicano, por ello desde el pavo al horno de la tradición estadounidense hasta el más modesto locrio de salami se pueden degustar en este día que prepara el paladar para recibir el día de la Navidad.

Los artículos importados que se utilizan en la época navideña ascendieron a US$64.2 millones sólo en los meses de octubre y septiembre, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

Dicho movimiento comercial da cuenta de que sea en abundancia o en la extrema pobreza son muchas las familias que tienen presente el 24 de diciembre como signo de celebración y buen banquete, siempre que los ingresos lo permitan.

A Yajaira González Vargas su vecinos le conocen como “Azua”. La mujer de piel morena vive en una casucha a la orilla del río Ozama, cuyas habitaciones, divididas por cortinas y pedazos de cartón acogen a sus tres hijos. Una hija tiene 22 años y está postrada en una cama debido a un derrame cerebral que padeció a los 12, y desde entonces su vida ha sido anormal.

Además de ello tiene una válvula en el corazón y debe ser medicada de manera constante para poder controlar su presión sanguínea, así como aliviar sus dificultades para la respiración. El bulto colgado detrás de la cortina con las medicinas es parte del día a día de “Azua” para mantener con vida a su hija, quien se pasa los días acostada, frente a un televisor.

“Yo siempre hago mi cena. Le mando a mis vecinos cercanos, me queda y la guardo en la nevera. Pero este diciembre viene duro”, advierte “Azua”, sobre las peripecias que aguardan para este día de Nochebuena. Dice cocinará un locrio de salami para “embullar a los muchachos”.

Tiene experiencia de trabajo doméstico y durante un tiempo sirvió comidas en un pequeño restaurante, pero desde hace nueve meses está desempleada.

González se ha dedicado a vender mabí como forma de permitirse un ingreso, por lo que son frecuentes los vecinos que llaman a la puerta donde cuelga un letrero que indica que se vende el refresco y marcada además con el número cinco que señala será parte de las viviendas desalojadas como parte del proyecto habitacional gubernamental Domingo Savio que trasladará a cientos de familias de esta comunidad.

“Esta Navidad está lenta. No hay dinero, no hay trabajo. No tenemos con qué comer”, afirma la mujer.

De acuerdo con la ONE, Domingo Savio, zona en que se encuentra La Ciénaga, registra un alto Índice de Necesidades Básicas (NBI) de 1.61, sólo por detrás de La Zurza. Esta calificación mide las privaciones o deficiencias de los hogares en términos de materiales de construcción, servicios básicos y hacinamiento con un mínimo de cero.

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