Brasil sin pilotos en la parrilla F1 por primera vez desde 1969

«Dejó de ser el país del fútbol para convertirse en el de la F1», comenzaba un mítico periodista brasileño la crónica del título de Nelson Piquet en 1981. El fabuloso y polémico piloto carioca conseguía el primero de sus tres mundiales tras un agónico duelo con el argentino Reutemann y Brasil vivía años de gloria en el campeonato. Piquet tomaba el relevo de Emerson Fittipaldi y enlazaba su carrera con la de Ayrton Senna. Tres grandes figuras que dieron ocho títulos y colocaron a su nación, actualmente siguen ahí, en el podio histórico de títulos de pilotos, victorias parciales y poles. Casi nada.

Sin embargo, regodearse en los momentos buenos y no continuar el trabajo ha llevado a Brasil al desastre actual. La retirada de Felipe Massa, uno de los dos subcampeones junto a Rubens Barrichello, hará que los pilotos brasileños desaparezcan de la parrilla en 2018, algo que no sucedía desde 1969.

¿Qué ha pasado? Básicamente, la respuesta tiene conexión directa con la ausencia de categorías de formación y escalones iniciales para crecer desde el kárting. Un problema de base y de falta de planificación. Gobierno, empresas privadas, patrocinadores… parecen haberse olvidado del apoyo al motor y todo lo ocurrido (asaltos y robos con violencia) en torno al pasado GP de Brasil, y que ha puesto en seria duda la continuación de la cita en el calendario, no ayuda precisamente al reflote.

La situación ha llegado al límite y la CBA (Confederação Brasileira de Automobilismo) ha decidido tomar cartas en el asunto. Su nuevo presidente (asumió el cargo en marzo), Waldner Bernardo, ha revalorizado la escuela brasileña de karts, que ya funciona en Sao Paulo, Santa Catarina y Minas Gerais y abrirá pronto sucursal en Bahía, Maranhao y Mato Grosso; y en la federación trabajan duro para que haya un campeonato de Fórmula 4 en 2019.

Si lo logran cumpliendo los estándares FIA proporcionarán una situación de igualdad en la formación para los jóvenes del país en comparación con sus coetáneos europeos, además de abaratar considerablemente los costes a la valiente, y muy pudiente, familia que lo intenta ahora sin certámenes nacionales de base.

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