Bien saben los padres lo difícil que es frenar el ímpetu de sus hijos más jóvenes. Lidiar con ello es su pan de cada día y a Red Bull no le habría venido nada mal un par de consejos para hacer lo propio con su piloto de 20 años. A Verstappen se le acabó la acción en México nada más adelantar a Vettel con una maniobra propia de su garra en la salida, a partir de ahí, líder hasta cruzar la meta. Con 70 vueltas por delante rodando en solitario y sin oposición buscó motivaciones para no aburrirse y dio con una que puso de los nervios a sus jefes.
Iba tan cómodo en la primera posición que lo único que podía apartar al holandés de su victoria en el Autódromo Hermanos Rodríguez era un fallo de fiabilidad, y viendo lo que pasó con Ricciardo y con otros tres monoplazas motorizados por Renault, desde el muro le pidieron que aflojara el ritmo para reducir riesgos. Con lo que no contaban era con que Max ya había encontrado algo con lo que entretenerse: buscar la vuelta rápida para llevarse la prima que da su equipo por lograrla. Así que hizo oídos sordos a su ingeniero y fue a por ella.
Según iba coloreando sectores de morado aumentaba el sudor en su box porque la refrigeración de su motor estaba al límite. Un tira y afloja constante por el que incluso Max llegó a pedir perdón por la radio y que cuenta así Christian Horner en ‘Motorsport’: «El gran desafío en esta carrera fue frenarle. A veces se aburrió un poco, intentamos frenarle y se sentía un poco frustrado porque no podía ir más despacio. Le encantan las luchas rueda a rueda como la de las dos primeras curvas. Se vio que quería ganar esta carrera más que cualquiera».
«Tenemos un sistema de pequeñas primas para la vuelta más rápida que estoy pensando en erradicar (sonríe). Di instrucciones a su ingeniero de que bajo ninguna circunstancia le dijera que Vettel le había quitado unos pocos euros, pero el peligro es que él estaba mirando las pantallas que hay por el circuito y podía verlo por sí mismo de todos modos. Lo importante fue llevar el coche a casa y lo hizo», explica con gracia el jefe británico. Al final, Seb le quitó la prima por una décima… y Red Bull pudo respirar.