BARAHONA. La magistrada Patricia Tatiana Ordeñana Sierra, de la Corte Constitucional de Ecuador, sostuvo que la inclusión de la mujer en condiciones de igualdad, es en discurso, es una realidad por alcanzar, que se construye desde los derechos para el desarrollo.
Hablando sobre el tema “La Protección Jurídica de la Mujer en el Estado Social”, como parte de la Tercera Jornada de Justicia y Derecho Constitucional, realizada en esta provincia sureña, explicó que el derecho como sistema de regulación social se concibió desde la mirada masculina sirviendo como elemento funcional del sistema patriarcal.
La máster en Derecho Constitucional por la Universidad Castilla – La Mancha, de España, definiócomo imprescindible un enfoque crítico del ordenamiento jurídico, desde la perspectiva de género de la igualdad y diversidades, a fin de revalorizar los principios y proponer una concepción de los derechos e instituciones como la familia, ya no como objeto sino como sujeto de derechos en dignidad.
Consideró que la reivindicación de derechos desde la familia es un medio que involucra a la sociedad en su conjunto, sin mediar posiciones étnicas, políticas o económicas.
Planteó posicionar la deconstrucción del género en la familia como necesidad urgente para el desarrollo social, es pensar en la posibilidad de un cambio -desde el origen- que conlleva la adopción de nuevas conductas y reposicionamiento de la mujer como ente igual y digno, desde su identidad y cuerpo, hasta la libertad de pensar en una equitativa relación humana sin género.
En su presentación la magistrada Ordeñana Sierra dijo queen las esferas públicas y privadas, el patriarcado ha incidido determinantemente en la vida personal y social. La familia, responde al paradigma hegemónico que en la actualidad se cuestiona desde la igualdad de género y reivindicación de la mujer y sus derechos.
La catedrática de la Universidad de Guayaquil, planteó que el tema presentado en su exposición permite entender en forma amplia cómo el paradigma del género hegemónico estuvo presente en la producción epistemológica de las ciencias y su reproducción en instituciones sociales como la familiar.
La exponente consideró que la cultura social se fundamentó sobre la idea de género dicotómico en donde la mujer se asimiló como ente no igual. Tal idea se impregnó en las áreas del conocimiento, conformando una cultura social en torno a la dualidad y subordinación femenina, tal cultura absolutizó el modelo de discriminación y se insertó en el imaginario social como verdad irrefutable.
“La sociedad que queremos es la que luchamos en el cotidiano, la que hacemos desde la interrelación personal con la familia, amigos, colegas, en suma, toda persona a la que directa o indirectamente aceptamos o excluimos desde nuestra lógica patriarcal-colonizada o incluyente-descolonizada”, añadió.
La también especialista en derechos humanos, hizo referencia al aporte desde la academia que significa la oportunidad de educar mentes libres y críticas, que contribuyan a profundizar la apuesta por el cambio, a través de participación, por medio de una incidencia social es posible sensibilizando realidades lejanas a derechos y reivindicaciones.
En la conclusión de su ponencia ante la comunidad jurídica, integrada por profesionales y estudiantesdel derecho reunidos en el Auditorio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD-Barahona, explicó que el desarrollo social desde la mirada de derechos humanos, género y diversidades se presenta como inclusivo e incluyente, por lo que hay la necesidad de proponer la construcción del nuevo paradigma en base al cuestionamiento permanente, la educación, el compromiso e identidad de conciencia femenina.