Dietrich Mateschitz se empeñó en demostrar que no necesitaba ser fabricante para dominar la F1. El peculiar multimillonario austriaco manejó con mano de hierro el Mundial desde su empresas de bebidas energéticas. De 2010 a 2013 se llevaron los ocho títulos, cuatro de pilotos con Vettel y cuatro de constructores. Sacaron los colores a los históricos garajistas, pero la época dorada se va difuminando y Mateschitz sabe que volver a la cúspide requeriría de un desembolso exagerado. Y no está dispuesto.
Por su parte, Porsche quiere regresar a la F1 y mucho más tras abandonar su costosísimo programa de Resistencia. “La F1 podría ser uno de los lugares adecuados. La Fórmula E es ahora muy importante para nosotros y la Fórmula 1 es un buen tema en el que pensar. Creo que estamos teniendo discusiones positivas sobre el nuevo motor de 2021”, aseguró recientemente Lutz Meschke, su director financiero, que en Monza tuvo múltiples y variadas reuniones con los grandes jefes de Liberty Media… y de Red Bull.
Ambas piezas encajan a la perfección. Según diversas fuentes, Porsche tendría intención de asumir el control de las instalaciones, cambiando el nombre del equipo pero conservando a Helmut Marko, Christian Horner y Adrian Newey como pilares del proyecto. Y seguramente con la incorporación de un nexo común en la organización: Mark Webber. Red Bull sería el patrocinador principal y conservaría la exposición mediática que tanto le satisface y por la que obtiene muchos beneficios económicos.