Hamilton es historia: 69 poles, bate a Michael Schumacher

Se caía el cielo. A veces deprisa, como una batería de heavy metal, en ocasiones lentamente como un tambor. Imposible dormir, en todo caso. Clac, clac, clac, la chapa que protege la ventana de la habitación suena con cada gota de agua que cae sin descanso durante la noche. Eran casi las cinco de la tarde del día siguiente cuando paró de llover. Por un rato. Día de lluvia en Monza. Eso hizo que apenas rodaran los pilotos en los primeros libres y que la sesion clasificatoria se retrasase dos horas y media entre pitos de los tifossi, aplausos a los pilotos que salían a saludar al pit lane, juegos en la Play, lives de Instagram y conversaciones entre amigos. Así iban pasando el rato los pilotos mientras Charlie Whiting hacía esperar con la pista secándose o lloviendo como si viviéramos el diluvio universal.

La culpa de la, quizá excesiva precaución de la FIA, la tuvo el accidente de Romain Grosjean cuando llevábamos catorce minutos de la Q1. El francés perdió el control de su Haas por el aquaplaning y se estrelló contra los muros. Sin consecuencias para él que después habló contra el máximo organismo del automovilismo mundial. Y mientras, el debate, que si Senna con el Toleman en Mónaco, que si Vettel en Monza con el Toro Rosso, que si queremos ver a Verstappen, que si a lo mejor ahora Alonso… pero nada hubo que esperar. Y es que cuando ya se pensaba en una clasificatoria en domingo dejó de llover y regresaron los pilotos a sus coches.

Con los ingenieros mirando sus radares de manchas azules los pilotos a pista. En la Q1 los dos Mercedes terminaron delante de Vettel, que puso intermedios ocho minutos después de que se iniciara la sesión. También lo hizo Alonso para clasificarse. Sainz, también a Q2. Por poco.

En la segunda fase vimos de nuevo el mejor tiempo de Hamilton con más de un segundo y medio sobre Verstappen y Vettel, tercero y cuarto con el Red Bull y el Ferrari. Y ahí la decepción. Pese a todo. Aún sabiendo que después irían atrás del todo, que Alonso saldría último de cualquier manera, teníamos la esperanza de ver a los españoles delante aunque fuera un espejismo. Pero tampoco con lluvia esta vez. Alonso decimotercero y Sainz decimoquinto. Y Vandoorne noveno mete el McLaren en la Q3. Mucho mejor piloto el belga de lo que muchos creen. El astur, despacio, para no molestar. Cierra Ocon, 22 milésimas mejor que su compañero Pérez, undécimo, en Force India.

Y con la pista aún húmeda llegó el momento de la verdad, con la lluvia de regreso, tímida, como pidiendo permiso, el instante de los elegidos para la gloria. ¿Lograría Hamilton batir el récord de Michael Schumacher? Había que confiar en los Pirelli. El de lluvia extrema evacua 80 litros al segundo a 300 por hora, eran 65 el año pasado, y el intermedio 35 litros. Llueve bastante en ese momento.

Los coches van saliendo, intentando aprovechar el momento hasta que llega la última vuelta de cada uno. Y vuela Verstappen para ponerse primero, justo tras el holandés Ricciardo, por ahí aparece Stroll con los mejores, también Ocon, Vettel muy atrás octavo tras Raikkonen. Vandoorne, décimo. Solo falta Hamilton. Y el inglés pone en la pista su leyenda. Un par de derrapadas con su Mercedes, alivio de Wolff. Suspiros. Sonrisas. Felicidad. Pole. Más que nadie ya. Récord absoluto. Michael Schumacher, allá donde se encuentre su alma, quizá sonría. Pole 69. Hummer time. Llueve en Monza. Mucho. Se cae el cielo.


Teniendo en cuenta las penalizaciones, así queda la parrilla del GP de Italia.

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