Si en la Fórmula 1 existiera un maillot de la regularidad como en el ciclismo, Ricciardo sería el mayor candidato a llevarlo puesto. Mientras que Verstappen se pierde en un mar de fallos de fiabilidad de su Red Bull, el australiano ha hecho seis podios en sus últimas ocho carreras, sumando cinco de ellos de forma consecutiva. Todo un logro con un RB13 que no está a la altura de esos resultados, así que al australiano le da por pensar lo que haría con un coche mejor y no puede evitar sentirse frustrado.
Cuando sube a un cajón y comparte champán con Vettel o Hamilton, como hizo en Spa, admite que siente envidia. «Hay cierta frustración, miro a Seb o Lewis y pienso: ‘Si sólo tuviera su coche…’. Siento que podría estar ahí», se sincera Daniel en ‘The Guardian’, pero a la vez asegura que quiere disfrutar al máximo de los podios que gana: «Exprimo cada minuto. Me encantan los podios porque sabemos que no tenemos coche para estar ahí, pero veo a Seb y Lewis ahí arriba todo el tiempo y quiero ser ese tipo».
Es inevitable tener frustración cuando sabes que tienes el talento para ganar pero no el coche para demostrarlo, como les pasa a otros, pero dejarte llevar por ella solo puede empeorar las cosas, y contra eso lucha Ricciardo. Toda experiencia sirve para aprender y espera que eso le valga en un futuro: «Estoy frustrado por no estar en la pelea por el campeonato, pero si me aferro a esa frustración no va a hacer que rinda mejor. Me quedan años por delante y tengo que ser inteligente a la hora de tratar con ella».
«He dejado atrás los días en los estaba desmotivado, puedo ver la imagen más grande. Todo lo que puedes aprender es una oportunidad para ser más fuerte», afirma el piloto de Red Bull. Hoy es uno de los mejores actores de reparto de la F1, pero él quiere ser protagonista como lo son Vettel y Hamilton y quiere un arma para poder hacerlo realidad: «El día que consiga un coche para luchar por el título correré con él y aprovecharé cada parte de esa hermosa cosa». Un coche ganador, lo que todos persiguen y solo unos pocos tienen.