Tras la carrera de Hungría lo tuvieron que escuchar por todos los lados, incluso de vacaciones: «Os vais a arrepentir de haber dejado que Bottas le quitase esos tres puntos a Hamilton». En Mercedes decidieron ser fieles a su filosofía de tratar con igualdad a sus pilotos y lo llevaron hasta las últimas consecuencias en Hungaroring pese a la cerrada lucha que mantienen con Vettel y Ferrari. Dejaron que Valtteri recuperase la posición que le dejó a Lewis para que intentase adelantar a Raikkonen. Tarde o temprano iban a arrepentirse…
Ha sido pronto, tanto, que solo una carrera después Niki Lauda ya dice que no debieron dejar que aquello pasara. «Ese regalo de puntos debe acabarse ahora. Yo fui campeón por medio punto, así que sé exactamente lo importante que es cada punto cuando los cuentas al final», recuerda en la ‘RTL’ el austriaco, cuando le ganó a Prost en 1984, y añade: «Bottas no estuvo fuerte en Spa, por lo que ya está claro que Lewis tiene una mejor oportunidad para el título. Si no hubiera dado esos tres puntos en Budapest, ahora estaría a sólo cuatro de Vettel…».
Por parte de Lauda estaría claro lo que Mercedes debe hacer a partir de ahora, no dudar y dar a Hamilton el status de número 1. Pero el austriaco no es el único que manda en el equipo de la estrella, Toto Wolff también lo hace y él no es tan partidario de decantarse ya por el brtiánico: «Queremos estar abiertos a todas las opciones durante el mayor tiempo posible, no hay un manual para tratar estos problemas. Ferrari tiene el lujo de que un piloto esté claramente delante del otro, así que por ahora decidiremos carrera a carrera».
Seguro que a Bottas le alegra escuchar a su antiguo representante y ahora jefe, ya que todavía considera que sigue estando en la pelea: «Todavía quedan ocho carreras y muchos puntos en la mesa. Está claro que desde un cierto punto de la temporada el equipo debe poner todo en un solo piloto, pero a mí parece un poco pronto ahora». El finés se mantiene tercero en el Mundial, pero a 41 puntos de distancia del líder Vettel. Parecen demasiados como para sostener sus argumentos, pero Mercedes decide.